En la Bretaña francesa, el el distrito de Finisterre, está este precioso pueblo. Pont Aven es conocido como la ciudad de los pintores porque fue lugar de encuentro, a finales del siglo XIX, de los artistas que llegaban desde París, reunidos en torno a Paul Gauguin, que eligió esta localidad para vivir y pintar. Calles empedradas, casas bajas y un puerto con pequeñas embarcaciones, riachuelos y puentes ,alegran la visita de los miles de turistas que cada día encuentras en Pont Aven. Por supuesto, hay un museo que lleva el nombre de Gauguin y un montón de tiendas que venden las famosas galletas bretonas de mantequilla cuyo olor inunda todo el municipio. La mejor forma de llegar allí es a través de Lorient o Brest, que tienen aeropuerto y están más o menos a una hora de carretera. Una vez que aparcamos el coche a nuestra llegada, podemos deambular un poco por la plaza del pueblo, en la que hay algunas terrazas y tiendas de recuerdos. Desde el centro de esta plaza tomamos una callejuela lateral que nos lleva a la margen alta del río, desde la cual podemos ver el hermoso recorrido que éste hace flanqueado por casas llenas de flores y vegetación y algún molino de agua. Llegados a un puente de madera podemos escoger entre continuar hasta su puerto donde hay pequeñas embarcaciones, o bien retornar al centro del pueblo por la otra margen del río, en cuya calle veremos lujosísimas mansiones y varias tiendas de productos gastronómicos así como talleres de artesanos de la joyería y sobre todo de pintores. Un sitio que sin duda merece la pena visitar y que vive del recuerdo de los impresionistas y del sabor de las galletas.
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