Conocida como la ciudad pirata o corsaria. Sus habitantes no se consideran ni franceses ni bretones, sino de Saint-Malo, por lo que se denominan los Malouins. Famosa por su ciudad amurallada y su relación con el mar, la ciudad es una de las más visitadas de la hermosa Bretaña francesa. Puerto importante de comercio, pesca, recreo y de viajeros, es también una estación balnearia. Su centro histórico tiene una muralla circular, con una construcción que data del siglo XIII. La playa de Saint Malo es suave y brava a la vez, si das un salto te sumerges en el agua color esmeralda y si das otro, casi pisas Inglaterra. Tiene una curiosa piscina con agua de mar que se encuentra en la zona de playa del Bon Secours y se forma al bajar la marea. ¡Incluso tiene un trampolín! El agua casi siempre está helada (hasta cero grados centígrados) pero la arena es suave y finísima. Si le das la espalda al mar, te encuentras con la fortaleza salpicada de torreones que protegen a Saint Malo.
Desde la playa se divisa claramente el Fuerte Nacional, al que se puede acceder a pie con marea baja (de propiedad privada y posibilidad de visita guiada). Y desde el Fuerte, las vistas a la ciudad y la playa son preciosas. Es en Saint Malo junto al Mont Saint Michel, donde se producen las mareas más importantes de Europa. Para entrar en la parte antigua de St. Malo hay que atravesar una gran puerta; todavía se puede entrar en coche pero solo por algunas puertas y no se puede acceder a todas las calles ya que muchas son peatonales. Lo más interesante de St Malo está dentro de la parte antigua (fuera hay casas señoriales dignas de ver, el puerto, un islote al que se accede durante la marea baja, y alguna playa cercana). Dentro se encuentran los mejores restaurantes que para colmo no son caros, pastelerías, tiendas de artesanía y souvenirs, monumentos y casi todo lo bueno de esta ciudad bretona. Es posible caminar por encima las murallas y ver la ciudad desde arriba. La ciudad corsaria tiene tras de sí una trayectoria histórica turbulenta, llena de declaraciones de independencia, sitios, piratas e incluso un gran incendio que destruyó la mayor parte de la ciudad que ha sido fielmente reconstruida. Lo más interesante que se puede hacer es pasear. Ser un mero observador de lo que te rodea es un auténtico lujo cuando se recorren las calles intramuros de esta villa siempre aderezada por músicos callejeros, atardeceres serenos, un elevado malecón donde el tiempo se detiene y los barcos asisten impasibles a el paso del tiempo . La ciudad que se encuentra en el interior amurallado de Saint Malo se denomina "Intramuros" ya que queda dentro de dos kilómetros de muralla que se conserva en perfecto estado después de más de 700 años de vida. De las ocho entradas a la ciudad, la de Saint Vicent es la principal. Allí, en el interior de los muros que defendían a los vecinos de los invasores, parece haberse parado el tiempo por sus empedradas calles y sus elegantes casas de granito. Como ciudad marinera, Saint Malo es un enclave turístico en la actualidad. Pero a diferencía de la Costa Azul, el turismo que va a Saint Malo y otras zonas de la costa bretona, es un turismo principalmente británico y de otros lugares del Norte de Francia y de Europa. Allí no encuentras el ambiente chic de Saint Tropez, Cannes o Mónaco, pero encuentras otra atmosfera que supones debe ser un poco como los veranos de principios del XX. Es otro ambiente, más atlántico que tanto nos llama la atención a los mediterráneos. a pesar de la lluvia, es una ciudad que no se debe dejar de visitar si vas por Bretaña o Normandía. Está a pocos kilómetros del Mont Saint Michel y muy cerquita de allí hay otra ciudad portuaría, Dinard, con una playa que recuerda un poquito a la de la Concha de San Sebastian.
Desde la playa se divisa claramente el Fuerte Nacional, al que se puede acceder a pie con marea baja (de propiedad privada y posibilidad de visita guiada). Y desde el Fuerte, las vistas a la ciudad y la playa son preciosas. Es en Saint Malo junto al Mont Saint Michel, donde se producen las mareas más importantes de Europa. Para entrar en la parte antigua de St. Malo hay que atravesar una gran puerta; todavía se puede entrar en coche pero solo por algunas puertas y no se puede acceder a todas las calles ya que muchas son peatonales. Lo más interesante de St Malo está dentro de la parte antigua (fuera hay casas señoriales dignas de ver, el puerto, un islote al que se accede durante la marea baja, y alguna playa cercana). Dentro se encuentran los mejores restaurantes que para colmo no son caros, pastelerías, tiendas de artesanía y souvenirs, monumentos y casi todo lo bueno de esta ciudad bretona. Es posible caminar por encima las murallas y ver la ciudad desde arriba. La ciudad corsaria tiene tras de sí una trayectoria histórica turbulenta, llena de declaraciones de independencia, sitios, piratas e incluso un gran incendio que destruyó la mayor parte de la ciudad que ha sido fielmente reconstruida. Lo más interesante que se puede hacer es pasear. Ser un mero observador de lo que te rodea es un auténtico lujo cuando se recorren las calles intramuros de esta villa siempre aderezada por músicos callejeros, atardeceres serenos, un elevado malecón donde el tiempo se detiene y los barcos asisten impasibles a el paso del tiempo . La ciudad que se encuentra en el interior amurallado de Saint Malo se denomina "Intramuros" ya que queda dentro de dos kilómetros de muralla que se conserva en perfecto estado después de más de 700 años de vida. De las ocho entradas a la ciudad, la de Saint Vicent es la principal. Allí, en el interior de los muros que defendían a los vecinos de los invasores, parece haberse parado el tiempo por sus empedradas calles y sus elegantes casas de granito. Como ciudad marinera, Saint Malo es un enclave turístico en la actualidad. Pero a diferencía de la Costa Azul, el turismo que va a Saint Malo y otras zonas de la costa bretona, es un turismo principalmente británico y de otros lugares del Norte de Francia y de Europa. Allí no encuentras el ambiente chic de Saint Tropez, Cannes o Mónaco, pero encuentras otra atmosfera que supones debe ser un poco como los veranos de principios del XX. Es otro ambiente, más atlántico que tanto nos llama la atención a los mediterráneos. a pesar de la lluvia, es una ciudad que no se debe dejar de visitar si vas por Bretaña o Normandía. Está a pocos kilómetros del Mont Saint Michel y muy cerquita de allí hay otra ciudad portuaría, Dinard, con una playa que recuerda un poquito a la de la Concha de San Sebastian.
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