Florencia, la capital de la Toscana, es famosa por ser la cuna de artistas tan famosos como Leonardo da Vinci, Brunelleschi o Dante. El Renacimiento comenzó aquí antes de extenderse por toda Italia. Es una ciudad perfecta para caminar, en la que se hace realidad el llamado "mal de Stendhal", que es una enfermedad que produce vértigos e incluso alucinaciones ante obras de arte extremadamente bellas, porque cada rincon de Florencia es hermoso. Stendhal fue un famoso autor francés del siglo XIX (Henri-Marie Beyle), quien dio una primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en su visita en 1817 a la Basílica de Santa Cruz florentina. El Ponte Vecchio es uno de los iconos de esta capital y se llama así debido a su antigüedad y en especial porque es el único que consiguió sobrevivir los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, es un lugar de compras para turistas ya que está lleno de joyerías. Esto es así porque un tal Cosimo de Medici decidió desubicar a los carniceros y curtidores que allí trabajaban provocando malos olores para dar paso a un tipo de negocio más elegante. El Ponte Vecchio no fue destruido en la Segunda Guerra Mundial, como el resto de los puentes de Florencia. Se dice que el propio Hitler dio la orden de que se respetase.
Junto con la gran catedral Duomo, el Palazzo Vecchio y la céntrica Piazza de la Signoria, la galería de los Uffizi es una de las visitas imprescindibles si visitas la ciudad. Uno de los ciudadanos más simpáticos e ilustres de la ciudad es el Porcellino , una escultura de bronce de un jabalí situada en uno de los lugares más transitados de la ciudad: el Mercato Nuovo. Se dice que tiene la capacidad de conceder deseos y que garantiza el regreso a la ciudad. La forma adecuada para que el Porcellino te conceda tu deseo es la siguiente: debes frotar su morro con la palma de la mano mientras sostienes en la misma una moneda, luego la dejas caer y...ya está! .
Junto con la gran catedral Duomo, el Palazzo Vecchio y la céntrica Piazza de la Signoria, la galería de los Uffizi es una de las visitas imprescindibles si visitas la ciudad. Uno de los ciudadanos más simpáticos e ilustres de la ciudad es el Porcellino , una escultura de bronce de un jabalí situada en uno de los lugares más transitados de la ciudad: el Mercato Nuovo. Se dice que tiene la capacidad de conceder deseos y que garantiza el regreso a la ciudad. La forma adecuada para que el Porcellino te conceda tu deseo es la siguiente: debes frotar su morro con la palma de la mano mientras sostienes en la misma una moneda, luego la dejas caer y...ya está! .
Y para completar el disfrute no hay que olvidarse de uno de los manjares que ha hecho famosa durante siglos a esta ciudad: Florencia es historicamente la capital del helado desde la época del Renacimiento (XVI). Entonces vivía en Florencia Ruggeri, pollero y cocinero que se presentó a una concurso para los mejores cocineros de Toscana convocada por la Corte de los Medici, bajo el lema “el plato más singular que se fuere nunca visto”. Ruggeri decidió tomar parte al concurso preparando un “postre helado” que impresiono a los jueces, por lo que él y su receta se volvieron inmediatamente muy famosos en toda la región. En la actualidad hay muchas heladerías en Florencia y una de las mejores está no muy lejos del Ponte Vecchio: La Carraia, hay que ir y probar, por ejemplo, el helado de tiramisú o el de ricotta con pera. Y para conocer algunas curiosidades de Florencia hay algunos tours especiales, con guías que conocen perfectamente la ciudad y sus leyendas.
El "mal" de Stendhal también llamado "sindrome de Stendhal" es real y tiene que ver con la desmesura, con la sobredosis de belleza, herencia del Renacimiento italiano. Produce un fenómeno de extrañamiento y en algunos casos altera los sentidos. Produce somatizaciones. Como dicen los florentinos, Florencia es un Museo a cielo abierto...Pequeño universo mágico. Hay que verla.
ResponderEliminarEn invierno y junto al rio Arno, hay una heladería que abre una de sus vidrieras para vender los ricos helados que pueden ser bien distintos, como los de Azafran, una delicia,y con esa vista
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