Ir a Cádiz y no probar sus famosos chicharrones o un aperitivo de bacalao, mejillones gigantes y morrillo o ventresca de atún, acompañados de un vinito Alfonso o una manzanilla en La Cepa Gallega debería estar prohibido. Se trata de un antiguo almacén de conservas en la calle Plocia, justo detrás del Palacio de Congresos, que se abrió en 1920.
Es uno de los lugares para tapear con más encanto de Cádiz, con una pared repleta de estanterías con botellas y muebles de hace un siglo pero inmaculados, todo un museo de la gastronomía que recuerda las antiguas tiendas de ultramarinos que suministraban a los barcos que viajaban allende los mares. Los marineros que hacían escala en el muelle de Cádiz compraban provisiones para proseguir su viaje en La Cepa Gallega. Bueno, las compraban y lo siguen haciendo ya que a las dos y media de la tarde se cierran las puertas del almacén para preparar los numerosos pedidos que les llegan desde los buques que atracan a diario en el puerto. Las excelentes chacinas se sirven en papel de estraza como en Casa Manteca, lo que mantiene el encanto. La prueba es que el local lo frecuentan periodistas, políticos, empresarios encorbatados y vecinos de la zona que disfrutan por igual contemplando los Vega Sicilia, Riberas del Duero y vinos de todas procedencias y pecios que llenan las alacenas. En La Cepa Gallega se come y se bebe de pie, tanto dentro del local como en los barriles de fuera. La antes la oscura Plocia de garitos portuarios y lupanares es ahora una calle luminosa y con encanto, peatonal y con macetones en las aceras que invitan a pasear y a adentrarse en algunos de los locales que alberga.
Es uno de los lugares para tapear con más encanto de Cádiz, con una pared repleta de estanterías con botellas y muebles de hace un siglo pero inmaculados, todo un museo de la gastronomía que recuerda las antiguas tiendas de ultramarinos que suministraban a los barcos que viajaban allende los mares. Los marineros que hacían escala en el muelle de Cádiz compraban provisiones para proseguir su viaje en La Cepa Gallega. Bueno, las compraban y lo siguen haciendo ya que a las dos y media de la tarde se cierran las puertas del almacén para preparar los numerosos pedidos que les llegan desde los buques que atracan a diario en el puerto. Las excelentes chacinas se sirven en papel de estraza como en Casa Manteca, lo que mantiene el encanto. La prueba es que el local lo frecuentan periodistas, políticos, empresarios encorbatados y vecinos de la zona que disfrutan por igual contemplando los Vega Sicilia, Riberas del Duero y vinos de todas procedencias y pecios que llenan las alacenas. En La Cepa Gallega se come y se bebe de pie, tanto dentro del local como en los barriles de fuera. La antes la oscura Plocia de garitos portuarios y lupanares es ahora una calle luminosa y con encanto, peatonal y con macetones en las aceras que invitan a pasear y a adentrarse en algunos de los locales que alberga.
Calle Plocia, 9 11005 CADIZ (Cádiz).
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