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martes, 20 de noviembre de 2012

Aldeaquemada, La Carolina, La Carlota y las Nuevas Poblaciones de Carlos III


Entre los montes de las tierras verdes y rojas de Jaén nace el río Guadalquivir, y en tierra de olivares, dehesas de encinar, laderas y valles se encuentran las llamadas Nuevas Poblaciones que se crearon en 1767 y se suprimieron en 1813. Durante su existencia esta intendencia fue la "quinta provincia andaluza", con el mismo nivel político y administrativo que los cuatro reinos de Andalucía: Córdoba, Jaén, Sevilla y Granada. Es un bonito recorrido por una naturaleza silvestre, viejos pozos mineros, ondulados cerros, anfitriones hospitalarios, numerosos mitos y leyendas... En aquellos años, hasta la villa y corte llegaban noticias de que el paso de Despeñaperros y las tierras altas del Santo Reino de Jaén eran morada de malhechores y bandoleros que atacaban las diligencias a su paso por el Camino Real. El paisaje de Sierra Morena marca una frontera natural con la meseta manchega, de monte bajo y bosque mediterráneo, de encinas, enebros, y madroños. 
El Rey Carlos III encargó la intendencia de aquellas tierras a Pablo de Olavide que acogió y repartió tierras entre los seis mil colonos centroeuropeos que llegaron hasta estos parajes, ubicados entre Despeñaperros y la villa medieval de Baños de la Encina. En el reino de Jaén las nuevas poblaciones fueron: Aldeaquemada, Arquillos, Carboneros, La Carolina, Las Correderas, Guarromán, Miranda del Rey y Magaña, Montizón, Navas de Tolosa, Rumblar y Santa Elena. En el reino de Córdoba y el reino de Sevilla se crearon las nuevas poblaciones de: La Carlota, La Luisiana, Fuente Palmera, San Sebastián de los Ballesteros y la aldea de San Calixto, en el paraje de la Sierra de Tardón, en el término municipal de Hornachuelos.  La Concepción de Almuradiel, por su parte, estaba enclavada en La Mancha junto al   paraje natural La Cimbrarra, de barrancos y sonoras cascadas, poblado por jabalíes, corzos, gamos, ciervos y demás fauna. Los hombres del paleolítico dejaron constancia de ello en los dibujos que adornan las rocas y cuevas de estos lugares. Arte rupestre figurativo y esquemático son los símbolos que retratan aquellos tiempos.
Este fue territorio fronterizo y encrucijada de caminos en el que se asentaron distintas civilizaciones de nuestra historia, desde los Íberos, Romanos, Visigodos, Musulmanes y Cristianos hasta una España Ilustrada.
En la España de Carlos III los diversos reinos y provincias que formaban la Monarquía estaban bajo un poder central. Surgió entonces la necesidad de la seguridad del Imperio español y la conveniencia de impulsar intercambios comerciales. De esta manera se crearon los instrumentos de apoyo de esa política internacional y también se propició la difusión de las ciencias y saberes modernos, las “luces del siglo”. Tras la expulsión de los jesuitas comienzó la ofensiva contra las viejas universidades ancladas en las enseñanzas escolásticas y se promovió la llamada “educación popular”, la instrucción en oficios útiles. En esta época de restauración cabe señalar una preferente atención a la política agraria. Esta serie de medidas llevaron a la fundación de Nuevas Poblaciones en Sierra Morena, al sur de Despeñaperros, y las que se extendían entre Córdoba y Écija, con la pretensión de crear una sociedad agraria que será la protectora de numerosas zonas despobladas de la región llenas entonces de bandoleros. Durante el reinado de Carlos III se intentó hacer accesible la posesión de la tierra a cierto número de agricultores a fin de consolidar la formación y el asentamiento de una clase media rural y así multiplicar las fuentes de la riqueza agraria. La colonización de las Nuevas Poblaciones se haría exclusivamente con extranjeros y no se admitirían aristócratas ni conventos de frailes o monjas. Aquellos hombres pensaron que había que poner en marcha una sociedad campesina absolutamente nueva para evitar los males presentes en la vieja sociedad. La nueva sociedad prohibía terminantemente la acumulación de las suertes o lotes de tierra en un solo poseedor, tampoco se permitía la formación de mayorazgos. Aldeaquemada es una de las colonias dieciochescas de las Nuevas Poblaciones.
Su trazado es similar al de sus pueblos hermanos: calles rectas lanzadas a cordel, como el tablero perfecto donde se alinean las piezas de un ajedrez. Aldeaquemada, además, posee un paraje natural protegido de extraordinaria belleza, La Cimbarra, una impresionante cascada por donde se precipitan las aguas del río Guarrizas.  La Carolina es la capital de las Nuevas Poblaciones y posee una ordenada trama urbana que le ha valido el apelativo de Joya Urbanística de Andalucía. La calle Madrid baja hasta la plaza de los Jardinillos, una hermosa ágora decimonónica decorada con casonas de estilo colonial. La plaza del Ayuntamiento está presidida por la Casa Consistorial y por la Antigua Cárcel, de principios del siglo XIX. En La Carlota, Córdoba, cada mes de noviembre se celebra la Feria Gastronómica y de Alimentación de las Nuevas Poblaciones. Ahhh no hay que dejar de probar si se visita la zona el mejor paté de perdiz que se hace, en La Carolina.

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