Bacalao, codillo, makis rebozados, niguiris de boletus o chicharrón de Cádiz, tartar de atún, ceviches...tapas y platos japo-peruanos, aunque con alguna licencia más castiza como la carrillada, es lo que se puede encontrar en el restaurante Nazca de la calle Baños en el centro de Sevilla. Buen precio, buen servicio y local agradable. Hay pisco sour para acompañar y cerveza peruana, pero también algunos vinos andaluces como el gaditano Barbazul. Y hay que dejar un hueco para los postres como el sorbete de guanábana y maiz dorado o el yogur de varios chocolates. El chef es Daniel Cárdenas que antes pasó por el Nikkei y los camareros son atentos, cercanos y profesionales, siempre dispuestos a aclarar cualquier duda al comensal. El bar ocupa el local que durante años fue un pub nocturno muy ochentero, con mesa de billar y luces ténues. Hoy no hay quién lo reconozca, tiene amplias cristaleras, es luminoso, limpio y con una cocina a la vista de los comensales.Tiene, además, una curiosa pared con azulejos impresos como una portada de periódicos sevillanos. La cocina peruana ha tenido muchas influencias de otros países como España, y de otras cocinas como la japonesa o la criolla. Todo eso se puede disfrutar en Nazca. Tras el restaurante están Víctor y Juan Fortuna, dueños de otros locales como Sidonia o Dúo Tapas, en la Alameda de Hércules. El precio medio oscila entre los 15 y los 20 euros, excelente para platos perfectamente cuidados y elaborados, con atención a las salsas y guarniciones y perfectamente presentados. Un bar muy pero que muy recomendable en esta zona del centro de Sevilla que tiene muchos bares clásicos pero donde venía bien un local que sorprenda y marque la diferencia, algo que tiene Nazca. Eso si, fines de semana y noches mejor reservar porque el local no es muy grande y se llena.
Calle Baños, 32
41002 Sevilla
645 743 233
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