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lunes, 4 de febrero de 2013

Comer en Portugal, del bacalao y los peixes, las cataplanas o el arroz tamboril

Se dice que en Cataluña, el bacalao se guisa; en el norte, se adorna con una salsa y en el sur se fríe. Este producto, que es el rey de la Cuaresma en muchos lugares de España, es desde luego el rey indiscutible todo el año en Portugal. Con natas, a bras o dorado, al carbón, en pasteis o pataniscas,  o en ensalada, en el país vecino presumen de tener hasta 500 recetas diferentes para prepararlo y  hay platos para todos los gustos. Como los garbanzos (grao) con bacalhau (bacalao) que son una combinación típica portuguesa, una ensalada que se puede comer como entrante o como plato principal y que lleva todo cocido; los garbanzos y el bacalao, acompañados de patata, también cocida, y cebolla cruda picadita, con aceite de oliva y perejil o cilantro. Pero además del bacalao, la gastronomía portuguesa gira en torno al pan, el vino y el aceite del que existen tres denominaciones de origen Moura, Alentejo Interior y Norte Alentejano.
El pan, que puede ser de trigo o de maiz, forma parte de platos muy tradicionales como las açordas-sopas de pan remojado en aceite y aromatizado con ajo machacado, que se guarnecen con hortalizas o legumbres, cerdo, pollo, pescado e incluso con caracoles o con marisco, cilantro y con huevos escalfados - y las migas à alentejana o el torricado. En cuanto a carne se come mucho cerdo y se elaboran embutidos como el chorizo o el jamón (presunto), carne de gallina, y naturalmente el frango-pollo- que suele ser pequeño y muy muy sabroso. Las feijoadas, es decir, los guisos de judías blancas o pintas acompañados con matanza, son tradicionales en todo el país. En su preparación se nota la influencia de la cocina de Brasil y de las colonias africanas, aunque los portugueses han introducido variaciones locales.  Pero lo que más me gusra es la tradición que tienen de comer pescado fresco, las lulas (calamares), las sardinhas,el atun, el pulpo y diversos mariscos en el sur de Portugal: sobre todo langosta y bogavante. En las zonas costeras se puede comer marisco en relativa abundancia. La caldeirada o la cataplana son una clara expresión de esta cocina marinera porque llevan pescados de mar con almejas, mejillones y zanahorias, todo ello sazonado con cilantro.
En la cataplana (especie de olla exprés portuguesa) se cuecen a fuego lento patatas, pimientos y cebollas, jamón ahumado y salchichas, almejas y chirlas, tomates y perejil. Y no hay que olvidar los magníficos arroces que se preparan a lo largo de todo el litoral: el de marisco, el más representativo del Algarve oel  tamboril (de rape). Y que decir de los imprescindibles queijos (quesos), el resultado de una tierra rica en pastos y ganadería. Elaborados con leche de vaca, cabra, oveja o mezcla de ellas, existen numerosas variedades, muchas reconocidas y protegidas con indicaciones geográficas o denominaciones de origen. Los más extendidos son los de pequeño tamaño (no superan los 200 gramos) que los convierte en el tentempié perfecto para degustar a cualquier hora. Y todo ellos acompañado por alguno de los vinhos verdes del norte del país, o del Alentejo, Oporto, Madeira, Setúbal, Ribera del Duero, Terras Do Sado o del Algarve.

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