martes, 26 de febrero de 2013

Café Bar Génova, frente a la Catedral de Sevilla, para comer y compartir





De sus paredes cuelga un ejemplar original de 1911 que se titula «apuntes históricos de la calle Génova de Sevilla» del cronista oficial de la ciudad Manuel Chaves Rey (padre de Manuel Chaves Nogales) y otros recuerdos de la antigua calle que se llamó, hacia el año 1200, Génova, y después Cánovas del Castillo, luego Avenida de José Antonio y que en la actualidad es la Avenida de la Constitución de Sevilla. Enfrente de la Catedral y rodeado de historia, es más que un bar para turistas y no pretende ser otro gastrobar más: "no queremos competir con lo que no somos", aseguran sus propietarios. Simplemente quiere ser un lugar de encuentro para sevillanos y foráneos, desde la mañana hasta la noche, donde poder desayunar unos enormes y nutritivos zumos, cenar y comer desde un surtido de sushi, ensaladas, pasta; unas ricas mini hamburguesas cien por cien de ternera con cebolla caramelizada, queso de cabra y mayonesa de mostaza o sandwiches. Pero tampoco falta la tradicional tapa tan característica de la capital hispalense con calidad y sabor, como el bacalao confitado con salteado de verduras, el riquísimo chipirón a la plancha con alioli de tinta de calamar-mi plato preferido de los que probé aunque era la tapa del día, no fijo en la carta-, el risotto, el magret de pato con mermelada de frambuesa y compota de manzana o la carrillera ibérica. Es el café bar Génova, abierto en los primeros días de diciembre de 2012, a pocos pasos de Plaza Nueva, la FNAC, la Catedral o el Barrio de Santa Cruz. Quieren abrirse a los sevillanos y en su apuesta por ello los camareros hacen cursos de coctelería para aprender a preparar los mejores gin tonic y coctéles de la ciudad y los cuatro socios propietarios del local bucean en las redes sociales y en las fórmulas que les hagan distinguirse del resto. Los dueños son Antonio Manuel López, Gonzalo Soto García-Junco y los hermanos Jesús y Sebastián Armesto de la Lama, que eran auténticos neofitos en el mundo de la restauración (provenían del sector de la Construcción), pero entusiastas del mundo en el que acaban de aterrizar y del negocio que han montado. Empezaron enamorándose del local que antes ocupó un Café de Indias y una franquicia de Rodilla, para acabar contratando a un experimentado cocinero sevillano y a otro filipino iniciado en el entorno de la Alameda de Hércules, y a unos camareros profesionales y amables que ofrecen un estupendo servicio. Hay incluso menús por 9,5 euros. En este marco se ha celebrado una nueva edición de  que organizan Cristóbal Bermúdez  y Angel Fernández Millán , al que han asistido Lochy  , José María Montero , autor del blog El gato en el jazmín, y Rosa Fernandez, autora del blog http://rosafernandezdiaz.wordpress.com. Allí en el tiempo que transcurrió entre el sushi y el estupendo y más que recomendable coulant de chocolate acompañado de helado de vainilla y crema inglesa de postre, aprendimos, animados por un rico blanco verdejo Aura de Rueda, que edificio donde se encuentra emplazado el café Génova fue construido por el arquitecto Aníbal Gonzalez, director de las obras de la Exposición Universal Iberoamericana de Sevilla de 1929, por encargo de la señora de Cayetano Luca de Tena, Emilia Scholtz. También que los genoveses, de los que tomaba su nombre la calle, se asentaron en esta zona de Sevilla allá por el siglo XII aunque tuvieron que abandonarla antes de la Conquista. Incluso que Alfonso X dio a los genoveses de Sevilla una mezquita en la plaza de San Francisco-donde está el actual Banco de España- para ubicar allí el sitio donde zanjar sus pleitos. Entonces el barrio estaba lleno de tiendas de joyas y tejidos. Ahora está lleno de tiendas de todo tipo, cafés y bares. Entre ellos destaca el Café Bar Génova, donde se lee, se charla, se aprende...y se come muy bien. Ah y en la calle tienen una deliciosa terraza para disfrutar de la vista de la Catedral y del bullicio que recorre a todas horas la Avenida de la Constitución.

Cafe Bar de la Antigua Calle Génova
Avda. de la Constitución, 10, local bajo 1
41001 Sevilla

viernes, 15 de febrero de 2013

El barrio del Realejo de Granada, judio y castizo, donde 'el corazón manda'


 

 


 
El Realejo castizo, judío y bastante desconocido, es uno de los barrios más interesantes de Granada. Los turistas recorren el Albayzín, el Sacromonte y la Alhambra, pero esta es una zona más para los granadinos que recorren las calles Pavaneras, Molinos, San Matías, Santiago.... Surgió hacia el siglo XIII de los arrabales de los alfareros, extramuros de la medina musulmana y se llamó Garnata al-Yahud. Era allí, en ese arrabal judio, donde la realeza construyó sus almunias, o casas de recreo, para descongestionar la ciudad árabe. De entonces data el Cuarto Real de Santo Domingo, un palacio nazarí que la reina Dar al Horra vendió a los Reyes Católicos tras la conquista de Granada en 1492. Tras la caída del reino nazarí, el Realejo se convirtió en ciudad conventual. Se fundaron, entre otros, los conventos de las comendadoras de Santiago, el de Belén y el de Santa Cruz la Real, de la orden dominica, uno de los mayores y más influyentes. Cerca, en la plaza del Padre Suárez, se sitúa la Casa de los Tiros, un palacete renacentista convertido en museo y archivo local, con bella fachada adornada de mosquetones acompañados del lema "El corazón manda".  El centro neurálgico del barrio es el Campo del Príncipe, un espacio con una arboleda, un área empedrada y un Cristo de los Favores.  Se llama así porque en 1497 se hizo esa explanada, sobre el solar de un antiguo cementerio musulman,  para celebrar la boda del príncipe Juan. La plaza está rodeada de tascas y restaurantes, y desde ella se contempla las siluetas del hotel Alhambra Palace y la Fundación Rodríguez-Acosta. Desde allí, pasando por delante de la iglesia de San Cecilio,  se trepa cuesta arriba hacia el barrio de la Antequeruela en dirección a la Alhambra, a través de un entramado sinuoso de calles blancas entre las que se ocultan cármenes como el de los Mártires y la casa de Manuel de Falla. Uno de los rincones más encantadores es la Puerta del Sol, antiguo lavadero situado en una bifurcación de calles desde la que se aprecia el barrio con cierta perspectiva que permite desentrañar su trazado. La antigua barra del bar Sota, la quesería Rossini, las croquetas de Los Martinetes o las codornices de Los altramuces, son algunas de las posibilidades de tapear en el barrio. También está el Tragaluz, un restaurante con encanto y barato con una estupenda cocina que mezcla platos árabes y cántabros. A los vecinos de la zona se les conoce como greñúos y parece que tiene que ver con la Virgen de La Misericordia que se quemó el pelo durante un incendio provocado por el cortocircuito de un Belén y se quedó bastante desmelenada, "greñúa". Las fotos del post han sido cedidas cedidas por una estupenda fotógrafo granadina, Silvia de Luque (www.silviadeluque.com).

jueves, 14 de febrero de 2013

Restaurante Casa Ricardo, tentaciones para el paladar en el mejor ambiente de Semana Santa en Sevilla


Tiene una colosal escenografía y mezcla lo ortodoxo con lo heterodoxo, lo barroco y lo romántico, a los creyentes y a los agnósticos.. Está a espaldas de la Basílica del Gran Poder, en pleno barrio de San Lorenzo,  así que el ambiente cofrade era inevitable. Aunque Casa Ricardo lleva desde 1898 dando de comer a Sevilla, como dice su eslógan, han conseguido darle un aire nuevo a la cocina tradicional, gracias en gran parte a la incoporación al equipo familiar de Ricardo hijo, que nunca podría prescindir de las croquetas de bechamel líquida que hace su madre y que han dado merecida fama a su restaurante pero que también se preocupa por los beneficios del marketing y las redes sociales para su negocio. En este ambiente y en este marco, con una atención excelente por parte de los anfitriones, se celebró el quinto encuentro gastronómico de #comeycomparte que organizan, siempre con gran éxito, Cristóbal Bermúdez, creador y editor de De Tapas por Sevilla, y Angel Fernández Millán, periodista y autor de Hecho en Andalucía y Banco de Ideas.  Tuvimos doble fortuna, por un lado la de compartir mesa  mantel con tres experimentados periodistas José María Montero (El gato en el jazmín), Benito Caetano (El blog de Benito Caetano) y Jose Luis Garrido Bustamante (El Blog de Garrido Bustamante), además de con May, una bloguera apasionada de los viajes (Las cosas de May), y, por otro, la de probar las primeras croquetas de Cuaresma del año. Son de bacalao, crujientes, bien fritas y tan suaves que se deshacen en la boca. Solo en siete días, los de la Semana Santa, en Casa Ricardo llegan a servir 9.000 unidades de esta variedad y más de 23.000 de las otras especialidades que tienen en el bar, ya que no en vano son "las mejores croquetas del mundo" como dicen algunos. No sé si eso es una exageración pero, sin duda, están entre las mejores croquetas de Sevilla e incluso han sido merecedoras de toda una oda escrita por Antonio Cattoni, compañero de Canal Sur Radio, que cuelga enmarcada de una de las paredes del comedor, entre santos, vírgenes, cristos e imágenes cofrades que llegan hasta el techo, todo un escenario de Semana Santa pero con barra y mesas. María del Carmen Romero, Meli, la madre de Ricardo, prepara la masa en su casa, que hace llegar al bar cada mañana, donde las enrollan y las empanan. Pero Casa Ricardo es mucho más que sus croquetas, tiene también un excelente queso de rulo a la plancha con vinagreta de miel y frutos secos del bosque, o un riquísimo pollo a la moruna, deshuesado, con miel de caña, reducción de Pedro Ximenez y pasas.  Tampoco hay que olvidarse de probar el bacalao con mollo, una salsa similar al mojo rojo canario, las excelentes chacinas, los flamenquines o la leche frita y las torrijas de postre en época de Cuaresma, aunque ojo al dato: no hay café...pero hay muchos sitios cerca donde poder tomarlo. Una barra con azulejos trianeros paralela a la fachada del local en la que te indican los días que faltan para la Semana Santa o si es tiempo de vigilia, con unas mesitas bajas en un rincón, dan paso a un comedor interior si se prefiere una comida más reposada. El bar que abrió a finales del siglo XIX como una abacería o tienda de ultramarinos ha pasado por varios nombres (en la puerta aún figura la leyenda de"antigua Casa Ovidio") hasta que llegço a manos del actual dueño, Ricardo padre, en 1985. Desde siempre ha destilado ambiente cofrade, por algo está en San Lorenzo, barrio de conventos, de iglesias, de imágenes señeras de la Semana Santa, que conserva en sus tiendas, sus bares y sus bodegas todo el sabor de una Sevilla tradicional no exenta, sin embargo de nuevas propuestas creativas. En las calles de San Lorenzo vivieron personajes como el escritor Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano, el pintor Valeriano Becquer o los más actuales Juan Eslava Galán o  el fotógrafo Atín Aya. Ah, olvidaba decir que no hay bar cofrade que se precie si no tiene su habitual grupo de hermanos hablando de temas propios. Esto, sobre todo todos los días de la Semana Santa, también se cumple a menudo en Casa Ricardo.

Casa Ricardo. Antigua Casa Ovidio 
 Hernan Cortes 2 41002 Sevilla
954 38 97 51

sábado, 9 de febrero de 2013

East Side Galery, en el muro de Berlín, la mayor galería al aire libre del mundo, en memoria de la libertad

Miles de turistas visitan a diario la East Side Gallery de Berlín para intentar revivir cuatro décadas de historia, de historias de espías a uno y otro lado, anécdotas o intrigas. Ocupa más de un kilómetro de muro lleno de alegatos por la paz y la reunificación de la ciudad, con imágenes ya tan famosas como la del beso entre Breznev y Honecker y, por su extensión, es la mayor galería de arte al aire libre del mundo. En 1989 cayó, por fin, el conocido como "muro de la verguenza" y las obras fueron pintadas meses después, en 1990, por un centenar de artistas de 21 países, con pinturas en spray y pinceles para celebrar ese acontecimiento y la reunificación de los berlineses. 
Parece que una mañana de verano, el artista chileno Cesar Olhagaray abrió el periódico y encontró entre sus páginas una convocatoria que suscitó su interés. Animaba a los artistas de la ciudad a unirse a un innovador proyecto: dar una segunda oportunidad al Muro de Berlín pintando murales a lo largo de sus grises paredes. Sin pensárselo dos veces, este artista plástico, víctima de la dictadura de Pinochet en su Chile natal, se puso en manos a la obra y se interesó por participar en el proyecto y así fue como poco más o menos ocurrió con otros pintores que le muchos.  Se pueden encontrar obras realmente buenas a lo largo del muro, aunque entre las más conocidas está la ya mencionada pintura del líder ruso Leonid Brezhnev besando apasionadamente a Erich Honecker, su homólogo líder de la República Democrática Alemana, pintado por el artista ruso Dimitry Vrubel y la imagen de un Trabant (el coche utilizado en la alemania oriental) atravesando el muro, de Birgit Kindel.
En 2009 se restauraron las obras, erosionadas por el vandalismo, la contaminación y el clima, pero con polémica porque algunos de los artistas se negaron a colaborar en repintarlas al considerar que sus creaciones habían sido destruidas y dañadas por el abandono de las autoridades. Entre los artistas que participaron de forma espotánea en esta galería, está el ilustrador español Ignasi Blanch y Gispert que hizo la pintura Parler D,Amor. Esta doble línea de adoquines, que se levanta cuatro metros sobre el suelo, recorre esta zona del rio Spree recordando los lugares por donde un muro separaba, no sólo dos mundos, sino también familias, amistades, trabajadores de sus fábricas o noviazgos. Tras el trabajo de este centenar de artistas, el recuerdo se convirtió en imágenes que destilaban esperanza, euforia y libertad.  
En Berlín, por toda la ciudad, hay murales urbanos para todos los gustos: furtivos, macarras, de autor, conceptuales, irreverentes, inconformistas, publicitarios y hasta protegidos por las autoridades, caso de los de esta pecular galería. Es dificil entender la ciudad sin hacer un recorrido por sus grafitis. Al final del muro hay una tienda de recuerdos, y el puente Oberbaumbrücke. Tras cruzar el puente, se ve la escultura Molecule Man al horizonte, al lado izquierdo, y unos graffitis del artista italiano Blu, al otro lado del río, también a la izquierda. En el barrio de Kreutzberg se pueden ver muchos más grafitis pero el mérito de la East Side Galery es que reune cien visiones emotivas de artistas de la época sobre libertad, derechos humanos y los sentimientos del pueblo alemán en aquel momento, distintas entre si pero que se complementan.

Dirección: Mühlenstraße, 10243 Berlin, Alemania
Teléfono:+49 172 3918726.  

jueves, 7 de febrero de 2013

Pequeñas bodegas y nuevos vinos andaluces


La pasión por el vino es contagiosa y en Andalucía aumenta cada día. Son ya muchos siglos dedicados a producir reconocidos caldos en esta tierra desbordante de sabores pero también hay nuevas bodegas que, poco a poco, se van haciendo un hueco en el mercado y que demuestran que no siempre el más caro significa el mejor. Es el caso de Cortijo de Anagil, un vino tinto de la sierra norte de Granada, combinación de tempranillo, merlot y otras variedades con un estupendo acabado, y de otro de la sierra Norte de Sevilla, el Zancúo, de la Bodega La Margarita de Constantina, con una uva  garnacha tintorera, cuyos plantones están extraídos de cepas centenarias de la zona. Tras su presentación, El Zancúo se agotó en cuatro meses en 2011 y, en 2012, la familia Fernández sacó a la venta 7.800 botellas. También en Sevilla hay otra zona, la de Lebrija, donde se está haciendo un vino tinto fresco, agradable y estupendo: el Overo, resultado de una viticultura coherente y seria, con uva como la syrah o la cabernet, favorecido por el peculiar clima de esta zona.
Este vino, que ha logrado varios premios importantes, es de las Bodegas González Palacios con más de 50 años de existencia, cuya producción estaba basada en la elaboración de vinos generosos, hasta que su propietario  decidió lanzarse a la elaboración de tintos. Y tampoco hay que olvidar, en la provincia de Jaén, los vinos de Frailes y Torreperogil.
La historia y tradición de los vinos en Torreperogil y en la Comarca de La Loma se remonta a las épocas de dominación romana y arabe y ya en el siglo XV adquirieron gran fama en Castilla. Son vinos elaborados con las variedades tintas: garnacha tinta, siyrah, cabernet sauvignon y tempranilo con las blancas: Jaén blanco y Pedro Ximénez. De allí, la cooperativa Nuestra Señora de la Misericordia y la Bodega Campoamena elaboran vinos jóvenes más que decentes. En definitiva que ya no solo se puede hablar de los magníficos vinos de Jerez, Ronda, Cádiz, Montilla o de las pujantes bodegas de Las Alpujarras de Granada y Almería. En estos momentos Córdoba, Málaga, Granada, Almería, Jaén, Huelva, Cádiz y Sevilla han empezado a producir vinos jóvenes, con mayor frecuencia blancos pero también tientos, de gran calidad y variedad. No hay que olvidar que el clima en esta región oscila entre zonas muy lluviosas como Grazalema, a muy frías como Sierra Nevada, La Contraviesa o La Alpujarra. Más del 70% de los vinos andaluces están amparados por alguna de las seis Denominaciones de Origen establecidas por sus respectivos Consejos Reguladores: Condado de Huelva (1933), Jerez-Xérès-Sherry (1933), Manzanilla de Sanlúcar (1964), Málaga (1933), Sierras de Málaga (2001) y Montilla-Moriles (1985). A estas denominaciones se suman 13 indicaciones geográficas protegidas (Vinos de la Tierra) y otros vinos históricos no amparados pero que gozan de gran popularidad, tales como la Tintilla de Rota, el Pajarete y el Moscatel de Chipiona, Mosto del Aljarafe. Para los que quieran salir de la dicotomía de "¿Ribera o Rioja?".

lunes, 4 de febrero de 2013

Mojácar, en Almería, un mirador blanco sobre el Mediterráneo

Un pueblo blanco, de calles medievales empinadas, enclavado en una montaña y mirando al mar Mediterráneo. Eso es Mojácar, en Almería, poblado de miradores, plazuelas, patios, arcos y la Fuente Mora con doce caños que se utilizaba como lavadero de ropa. A 92 kilómetos de Almería, se halla encaramado en la sierra Cabrera, próximo ya a la provincia de Murcia, con la que comparte el paisaje de serenas playas, acantilados que se iluminan con el amanecer, aridas sierras y extensas ramblas. En los años 60 del pasado siglo fue cuna del movimiento “hippie” en España, y aún hoy se puede respirar cierto aire de aquella época, para algunos nostálgicos. El viajero que visita estos parajes puede disfrutar de los encantos que ofrece la ciudad, al tiempo que recorre los mismos rincones que músicos, pintores, escultores y fotógrafos de antaño que recalaron allí buscando su luz y su paz. Desde la población de Mojácar se pueden contemplar las numerosas playas de la localidad como El Cantal, Castillo de Macenas, Cueva del Lobo, El Descargador, El Sombrerico, La Rumina, Las Granatillas o Marina de la Torre y la zona más turística, Mojácar Playa, donde se concentra el mayor incremento de población durante el verano.
En el pueblo, la plaza del Parterre que perteneció a una antigua necrópolis árabe, las iglesias de Santa María y de los Dolores, la Torre de Macenas, el barrio judio o el mirador de la Plaza Nueva...lo mejor es perderse caminando por sus laberínticas calles. Mojácar se ha hecho también famoso por la leyenda de que supuestamente Walt Disney nació en esta región por el año de 1905, bajo el nombre de José Guirao Zamora. La leyenda, difundida por el periodista granadino Tico Medina y nunca legitimada, cuenta que Isabel Zamora fue una joven lavandera de la zona que emigró con su hijo a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. Ese hijo tenía un padre no reconocido, el médico Ginés Carrillo. Zamora partió desde el puerto de Cartagena, rumbo a Chicago, donde le esperaba su hermano. Cuando llegó a Estados Unidos, la madre de Guirao entregó el pequeño al matrimonio formado por Elías y Flora Disney y con el apellido de esa familia vivió y se hizo famoso. El símbolo mágico que identifica a la localidad, “El Indalo”, es un amuleto prehistórico portador de la buena suerte y ahuyentador de los malos espíritus. Este muñeco mojaquero, como también es conocido, es una primitiva pintura rupestre donde un hombre sujeta un arco por los extremos con los brazos extendidos por encima de la cabeza. 

Comer en Portugal, del bacalao y los peixes, las cataplanas o el arroz tamboril

Se dice que en Cataluña, el bacalao se guisa; en el norte, se adorna con una salsa y en el sur se fríe. Este producto, que es el rey de la Cuaresma en muchos lugares de España, es desde luego el rey indiscutible todo el año en Portugal. Con natas, a bras o dorado, al carbón, en pasteis o pataniscas,  o en ensalada, en el país vecino presumen de tener hasta 500 recetas diferentes para prepararlo y  hay platos para todos los gustos. Como los garbanzos (grao) con bacalhau (bacalao) que son una combinación típica portuguesa, una ensalada que se puede comer como entrante o como plato principal y que lleva todo cocido; los garbanzos y el bacalao, acompañados de patata, también cocida, y cebolla cruda picadita, con aceite de oliva y perejil o cilantro. Pero además del bacalao, la gastronomía portuguesa gira en torno al pan, el vino y el aceite del que existen tres denominaciones de origen Moura, Alentejo Interior y Norte Alentejano.
El pan, que puede ser de trigo o de maiz, forma parte de platos muy tradicionales como las açordas-sopas de pan remojado en aceite y aromatizado con ajo machacado, que se guarnecen con hortalizas o legumbres, cerdo, pollo, pescado e incluso con caracoles o con marisco, cilantro y con huevos escalfados - y las migas à alentejana o el torricado. En cuanto a carne se come mucho cerdo y se elaboran embutidos como el chorizo o el jamón (presunto), carne de gallina, y naturalmente el frango-pollo- que suele ser pequeño y muy muy sabroso. Las feijoadas, es decir, los guisos de judías blancas o pintas acompañados con matanza, son tradicionales en todo el país. En su preparación se nota la influencia de la cocina de Brasil y de las colonias africanas, aunque los portugueses han introducido variaciones locales.  Pero lo que más me gusra es la tradición que tienen de comer pescado fresco, las lulas (calamares), las sardinhas,el atun, el pulpo y diversos mariscos en el sur de Portugal: sobre todo langosta y bogavante. En las zonas costeras se puede comer marisco en relativa abundancia. La caldeirada o la cataplana son una clara expresión de esta cocina marinera porque llevan pescados de mar con almejas, mejillones y zanahorias, todo ello sazonado con cilantro.
En la cataplana (especie de olla exprés portuguesa) se cuecen a fuego lento patatas, pimientos y cebollas, jamón ahumado y salchichas, almejas y chirlas, tomates y perejil. Y no hay que olvidar los magníficos arroces que se preparan a lo largo de todo el litoral: el de marisco, el más representativo del Algarve oel  tamboril (de rape). Y que decir de los imprescindibles queijos (quesos), el resultado de una tierra rica en pastos y ganadería. Elaborados con leche de vaca, cabra, oveja o mezcla de ellas, existen numerosas variedades, muchas reconocidas y protegidas con indicaciones geográficas o denominaciones de origen. Los más extendidos son los de pequeño tamaño (no superan los 200 gramos) que los convierte en el tentempié perfecto para degustar a cualquier hora. Y todo ellos acompañado por alguno de los vinhos verdes del norte del país, o del Alentejo, Oporto, Madeira, Setúbal, Ribera del Duero, Terras Do Sado o del Algarve.