jueves, 7 de febrero de 2013

Pequeñas bodegas y nuevos vinos andaluces


La pasión por el vino es contagiosa y en Andalucía aumenta cada día. Son ya muchos siglos dedicados a producir reconocidos caldos en esta tierra desbordante de sabores pero también hay nuevas bodegas que, poco a poco, se van haciendo un hueco en el mercado y que demuestran que no siempre el más caro significa el mejor. Es el caso de Cortijo de Anagil, un vino tinto de la sierra norte de Granada, combinación de tempranillo, merlot y otras variedades con un estupendo acabado, y de otro de la sierra Norte de Sevilla, el Zancúo, de la Bodega La Margarita de Constantina, con una uva  garnacha tintorera, cuyos plantones están extraídos de cepas centenarias de la zona. Tras su presentación, El Zancúo se agotó en cuatro meses en 2011 y, en 2012, la familia Fernández sacó a la venta 7.800 botellas. También en Sevilla hay otra zona, la de Lebrija, donde se está haciendo un vino tinto fresco, agradable y estupendo: el Overo, resultado de una viticultura coherente y seria, con uva como la syrah o la cabernet, favorecido por el peculiar clima de esta zona.
Este vino, que ha logrado varios premios importantes, es de las Bodegas González Palacios con más de 50 años de existencia, cuya producción estaba basada en la elaboración de vinos generosos, hasta que su propietario  decidió lanzarse a la elaboración de tintos. Y tampoco hay que olvidar, en la provincia de Jaén, los vinos de Frailes y Torreperogil.
La historia y tradición de los vinos en Torreperogil y en la Comarca de La Loma se remonta a las épocas de dominación romana y arabe y ya en el siglo XV adquirieron gran fama en Castilla. Son vinos elaborados con las variedades tintas: garnacha tinta, siyrah, cabernet sauvignon y tempranilo con las blancas: Jaén blanco y Pedro Ximénez. De allí, la cooperativa Nuestra Señora de la Misericordia y la Bodega Campoamena elaboran vinos jóvenes más que decentes. En definitiva que ya no solo se puede hablar de los magníficos vinos de Jerez, Ronda, Cádiz, Montilla o de las pujantes bodegas de Las Alpujarras de Granada y Almería. En estos momentos Córdoba, Málaga, Granada, Almería, Jaén, Huelva, Cádiz y Sevilla han empezado a producir vinos jóvenes, con mayor frecuencia blancos pero también tientos, de gran calidad y variedad. No hay que olvidar que el clima en esta región oscila entre zonas muy lluviosas como Grazalema, a muy frías como Sierra Nevada, La Contraviesa o La Alpujarra. Más del 70% de los vinos andaluces están amparados por alguna de las seis Denominaciones de Origen establecidas por sus respectivos Consejos Reguladores: Condado de Huelva (1933), Jerez-Xérès-Sherry (1933), Manzanilla de Sanlúcar (1964), Málaga (1933), Sierras de Málaga (2001) y Montilla-Moriles (1985). A estas denominaciones se suman 13 indicaciones geográficas protegidas (Vinos de la Tierra) y otros vinos históricos no amparados pero que gozan de gran popularidad, tales como la Tintilla de Rota, el Pajarete y el Moscatel de Chipiona, Mosto del Aljarafe. Para los que quieran salir de la dicotomía de "¿Ribera o Rioja?".

1 comentario:

  1. Siempre me pregunté, el por qué había tan poco vinos en Sevilla...Parece que la cosa va mejorando.Un saludo y gran Blog

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