Al sur de la isla italiana de Sicilia está el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo. Entre un paisaje de olivos y almendros está El Valle de los Templos de Agrigento, todos de estilo dórico y cuya conservación varía según se han ido cebando con ellos los terremotos y los expolios. Dominando la cima del Valle se encuentra el templo de Juno, del 450 A.C, precedido por un gran altar para sacrificios. A través de un camino empedrado se llega hasta el Templo de la Concordia, el mejor conservado ya que permanece casi totalmente en pie.
La Villa Aúrea, el Templo de Hércules, el de Júpiter o el de Castor y Pólux, tres santuarios y varias necrópolis, forman parte también de este complejo arqueológico, el más grande del mundo, declarado en 1998 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los templos, más de diez, formaban parte de una antigua ciudad griega fundada en el siglo 6 A.C. que fue un importante centro económico, social y cultural durante el período de la Magna Grecia. Cuna del filósofo Émpedocles y de Luigi Pirandelo, Premio Nobel de Literatura en 1934.
Hoy en día, ya en ruinas, es una reconocida meta turística para todos los que visitan Sicilia, hasta el punto de que hay días en los que la cantidad de visitantes resulta agobiante. Agrigento fue descrito por Píndaro como “la más hermosa de las ciudades para los mortales”. Las joyas en la ciudad vieja son la Catedral normanda con su impresionante campanil, encaramada sobre la colina, y el Monasterio de lo “Spirito Santo” cerca de la iglesia con el mismo nombre. Via Atenea es la calle principal de Agrigento, empieza con la “Porta di Ponte” la entrada medieval, donde se encuentra el Palazzo Celauro, donde vivió Goethe. La ciudad vieja tiene una estructura medieval con calles estrechas y escaleras que se alzan en las laderas pendientes. Agrigento gozó de importancia en el siglo III a.C. hasta su decadencia final con la llegada de bizantinos y cristianos que arrasaron sus templos paganos. Estuvo abandonada hasta que se convierte en recinto arqueológico.
Para visitar el Valle no es imprescindible hacer noche en Agrigento aunque es recomendable porque hay mucho que ver y de esa manera se puede hacer la visita más relajado. Desde Palermo o desde Catania, los dos aeropuertos más cercanos, el trayecto en coche dura apróximadamente 2 horas. Existen además numerosos autobuses de lineas que conectan las principales ciudades sicilianas con Agrigento, aunque son bastante informales con sus horarios. Y también se llega en tren: la estación de Agrigento se encuentra conectada a la línea Palermo Caltanisetta. Llegar al Valle de los Templos en coche desde Agrigento es muy fácil, pues son 4 kilómetros, el trayecto no dura más de 15 minutos y está perfectamente indicado. Hacer el recorrido a pie también puede ser una gran experiencia siempre que no sea verano porque quema el sol. Ya dentro del Valle de los Templos se pueden realizar visitas guiadas, aunque lo mejor es descubrirlo a tu aire con una audioguía. Ahh y el Valle de los Templos es el único lugar en donde se puede pasear entre columnas dóricas de noche, con todos sus tesoros convenientemente iluminados. Resulta espectacular.
La Villa Aúrea, el Templo de Hércules, el de Júpiter o el de Castor y Pólux, tres santuarios y varias necrópolis, forman parte también de este complejo arqueológico, el más grande del mundo, declarado en 1998 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los templos, más de diez, formaban parte de una antigua ciudad griega fundada en el siglo 6 A.C. que fue un importante centro económico, social y cultural durante el período de la Magna Grecia. Cuna del filósofo Émpedocles y de Luigi Pirandelo, Premio Nobel de Literatura en 1934.
Hoy en día, ya en ruinas, es una reconocida meta turística para todos los que visitan Sicilia, hasta el punto de que hay días en los que la cantidad de visitantes resulta agobiante. Agrigento fue descrito por Píndaro como “la más hermosa de las ciudades para los mortales”. Las joyas en la ciudad vieja son la Catedral normanda con su impresionante campanil, encaramada sobre la colina, y el Monasterio de lo “Spirito Santo” cerca de la iglesia con el mismo nombre. Via Atenea es la calle principal de Agrigento, empieza con la “Porta di Ponte” la entrada medieval, donde se encuentra el Palazzo Celauro, donde vivió Goethe. La ciudad vieja tiene una estructura medieval con calles estrechas y escaleras que se alzan en las laderas pendientes. Agrigento gozó de importancia en el siglo III a.C. hasta su decadencia final con la llegada de bizantinos y cristianos que arrasaron sus templos paganos. Estuvo abandonada hasta que se convierte en recinto arqueológico.
Para visitar el Valle no es imprescindible hacer noche en Agrigento aunque es recomendable porque hay mucho que ver y de esa manera se puede hacer la visita más relajado. Desde Palermo o desde Catania, los dos aeropuertos más cercanos, el trayecto en coche dura apróximadamente 2 horas. Existen además numerosos autobuses de lineas que conectan las principales ciudades sicilianas con Agrigento, aunque son bastante informales con sus horarios. Y también se llega en tren: la estación de Agrigento se encuentra conectada a la línea Palermo Caltanisetta. Llegar al Valle de los Templos en coche desde Agrigento es muy fácil, pues son 4 kilómetros, el trayecto no dura más de 15 minutos y está perfectamente indicado. Hacer el recorrido a pie también puede ser una gran experiencia siempre que no sea verano porque quema el sol. Ya dentro del Valle de los Templos se pueden realizar visitas guiadas, aunque lo mejor es descubrirlo a tu aire con una audioguía. Ahh y el Valle de los Templos es el único lugar en donde se puede pasear entre columnas dóricas de noche, con todos sus tesoros convenientemente iluminados. Resulta espectacular.
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