domingo, 2 de octubre de 2011

Los misterios de Bretaña: de Dinán a la Costa de Granito Rosa

Un ambiente de misterio y leyenda se respira en cada uno de los rincones de la Bretaña Francesa, quizá por la influencia de su herencia celta. Así, los menhires, los dólmenes, ermitas y cruceros se convertirán en los compañeros de viaje de aquellos visitantes que quieran adentrarse en sus hermosos pueblecitos o contemplar su paisaje teñido por el verde de las montañas y el azul intenso del mar. La Bretaña es una región del noroeste de Francia, cuya capital es Rennes. Es una zona que cuenta con una población superior a los 3 millones de habitantes, y es, además, una de las regiones más importantes e históricas de Francia. Y Dinan es la ciudad medieval mejor conservada de la región. El nombre de Dinan es el resultado de la contracción de dos palabras celtas "Dunos" y "Ahba": la colina de Ahna, dios de los vivos y de los muertos.  Su origen data del año 850, cuando Nominoe, primer rey bretón, al pie de una colina y a orillas del río Rance, instaló a unos monjes.
Dinan ofrece todo su encanto en las empedradas callejuelas del casco antiguo, con sus casas del siglo XVII, sus tiendas, sus locales de cerveza con mesas de madera en la calle, etc. Estas calles se andan pronto y para rematar la visita, hay que llegar a la plazoleta donde comienza la calle Jerzual que hay que descender en una prolongada pendiente hasta el puerto. En ella se congregan numerosas tiendas de artesanos de todo tipo: vestidos, manteles, loza, escultura, pintura, cuero o joyas. Continuamente se encuentra un motivo que obliga a parar para hacer una foto. Las fachadas son una exhibición constante de belleza que nos retrotrae a otra época y el último tramo de la calle está repleto de alegres restaurantes hasta desembocar en el puerto con sus embarcaciones de recreo y una espléndida vista del viaducto. No cuesta nada ponerse en situación y trasladarse a la Edad Media, cuando los comerciantes -cada calle del centro lleva el nombre de un tipo de negocio: el de la Lainneire (lana), Poissonnerie (pescadería), Cordonneerie (zapatería), Merciers (mercería)...- ofrecían sus servicios en la planta alta, adonde llegaban los productos gracias a una polea.
Cobijo medieval de corsarios, vividores y nobles, la Bretaña francesa esconde fábulas como la del rey Arturo y su Tabla Redonda o la del mago Merlín, que quedó apresado entre sus bosques. Desde Dinán y siguiendo la ruta de la Alta Bretaña, no hay que dejar de visitar la Costa de Granito Rosa, un pedazo del litoral atlántico salpicado de gigantescas rocas de formas extrañas (diablos, bruja, sombreros...) y tonos rosados (de ahí el nombre) por la mezcla de cuarzo, feldespato y mica. El paisaje ventoso, con sus faros,  cambia su fisionomía en verano, convirtiéndose en refugio estival para urbanitas acomodados y amantes del buen yantar y las playas. Como la de Ploumanac'h, donde descansa un castillo en el que, dicen, se gestó la novela Quo Vadis, que después inspiraría la película. Situada entre Trébeurden y Perros-Guirec, la Costa de Granito Rosa extiende sus paisajes marítimos a lo largo de unos quince kilómetros, ofreciendo así un espectáculo de un color único con lugares graníticos excepcionales y protegidos. Una formación de roca granítica cargada de óxido de hierro que aflora en el interior en magníficas minas a cielo abierto de donde sale un granito rosado con minúsculas pintitas negras que han decorado los mas finos muebles de la Belle Epoque, palacios y escalinatas de recónditas cortes y miles de encimeras en cocinas de todo el planeta. Todo salido de este pequeño rincón francés cercano a Perros-Guirec. Un paisaje tremendamente celta que recuerda mundos paralelos: Escocia, Irlanda, Galicia. Y desperdigadas, siempre mirando al mar, algunas casitas de ensueño.



1 comentario:

  1. es uno de los lugares que deje pendiente por falta de tiempo hace tres años , cuando visite esa zona.

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