jueves, 29 de agosto de 2013

Pasteles de nata, merengada y café en La Suiza, en el centro de Madrid

Castizo, con escenas de floristas y chulapos en sus azulejos, y con el mejor café y bollería de calidad. La Suiza es un local acogedor, ideal para desayunar o merendar sus famosos pasteles de nata, bartolillos o tortitas, en el centro de Madrid, cerquita de la Puerta del Sol. El local es amplio por dentro y en verano sacan algunas mesas a la calle. Es espectacular su leche merengada, pero también tienen cervezas y otras bebidas, además de tapas variadas. A finales del siglo XIX se extendió en Madrid la costumbre vienesa de tomar café en un lugar público pero fueron los suizos los que exportaron el habito de sentarse en un velador ante una buena taza de café a charlar de política, de literatura o de la vida...así que hay muchas ciudades que tienen un Café Suizo. En España el más antiguo está en Granada. En Madrid hubo uno en la Calle Alcalá, a la altura del metro de Sevilla, donde se inventaron los bollos suizos, típicos dulces madrileños. No se sí La Suiza tuvo una propietaria de este país, pero si se que merece la pena hacer un alto. Muy cerca de este local tienen otro con el mismo nombre, más moderno pero también con mucho encanto porque esta en una de las plazas más bonitas de Madrid, la de Santa Ana.  Allí, junto al teatro Español es un lujo sentarse a cualquier hora.


Café de La Suiza. Calle de la Cruz, 4. Madrid28012.  915 32 38 86
Plaza de Santa Ana, 2. Madrid. 915 21 08 11

viernes, 23 de agosto de 2013

Tienda cafetería de National Geographic en la Gran Vía de Madrid, un viaje por el mundo y la cultura


Todo el mundo conoce National Geographic por sus documentales, su revista y sus videos de viajes exóticos, pero desde hace poco han decidido abrir tiendas y cafés en distintas partes del mundo: Singapur, Londres...y desde hace poco en el aeropuerto de Málaga y la calle Alcalá y la Gran Vía de Madrid. En pleno corazón de la capital madrileña, cerca de Plaza de España, la tienda cafetería de National Geographic tiene multitud de objetos de regalo con la marca (desde libros, camisetas, bolsos de viajes o guías hasta las lámparas que decoran el local, alí se vende todo) y al mismo tiempo es un lugar excelente para tomar un café con tarta o una ensalada. Tiene varias cartas según la hora del día y también te puedes tomar una copa si te apetece a buen precio con cerca de 30 cócteles de todo el mundo. Pero lo que más llama la atención del local es su decoración que te transporta a Oriente cuando nada más entrar te topas con un gigantesco elefante. En la planta de arriba está la cafetería, ideal para trabajar con el ordenador o leer el periódico y en la de abajo la tienda. Allí organizan viajes, conferencias y todo tipo de actos relacionados con los viajes, la naturaleza o el deporte. Por ahí ha pasado como invitada, por ejemplo, la primatóloga Jane Godall, que ha dedicado su vida al estudio de la conducta de los chimpancés. En la decoración hay objetos de expediciones de los aventureros españoles más conocidos como De la Quadra Salcedo, César Pérz de Tudela o Kitín Muñoz. En la calle Alcalá, en el barrio de Salamanca, hay otro local similar The Geographic Club. 


Gran Vïa, 74. Madrid 28013

Brooklyn Heights, un barrio literario neoyorkino con las mejores vistas de Manhattan

Brooklyn Heights es la joya de la corona de Brooklyn, el barrio más elegante, con más encanto y distinción y una de las mejores vistas de Manhattan. Las calles arboladas están alineadas con espléndidas “brownstones”-casas de piedra rojiza-  adosadas de estilo federal con escaleras en la entrada, que dan al barrio una atmósfera del Nueva York histórico que se complementa por su aire literario. El vecindario fue residencia de escritores como Thomas Wolfe, W. H. Auden, Arthur Miller, Truman Capote (escribió A Sangre Fría y Desayuno con Diamantes en un sótano de su casa de la calle Willow que se acaba de vender en 2012 por 9,4 millones de euros) o Norman Mailer. También en este barrio vivía la familia televisiva de la serie "La Hora de Bill Cosby, popular hace años.
El barrio se extiende entre Atlantic Avenue y Clinton Street hasta el East River, donde el paseo maritimo proporciona la mejor vista en la ciudad del espectacular horizonte de Manhattan, todo en las inmediaciones de patios de recreo y maravillosas “townhouses”.  Para acceder a Brooklyn desde Manhattan es necesario atravesar El Puente de Brooklyn, el primer puente colgante del mundo que es todo un símbolo neoyorkino, con una longitud total de 1834 metros, una altura de 40 metros y una anchura de 26. En Brooklyn Heights vive una clase alta -mucho trabajador de Wall Street- que a pesar de todo ha decidido huir de Manhattan por los altos precios de la vivienda. No hay que dejar de sentarse en alguno de los bancos del romántico parque de la Promenade y observar el atardecer sobre el famoso skyline, la estatua de la Libertad y los rascacielos que parecen fotogramas de una película de las que hemos visto cientos de veces embobados. Una de las calles más famosas es Montague Street que tiene cafeterías, bancos, pequeños restaurantes con encanto y donde se encuentra una de las tiendas de segunda mano y gangas más conocida de Nueva York, la Housing Works Thrift Store.
En la parte norte del barrio están las conocidas como "fruits streets" porque muchas calles llevan nombres como Cranberry St., Orange St. o Pineapple St. Algunas de sus casas datan del siglo XIX con  fachadas características de tablones superpuestos y combinan la madera, el ladrillo visto o la arenisca rojiza. Algunas lucen en sus fachadas, aún, las escaleras exteriores de incendios. Al Heights se accede facilmente por algunas líneas de metro, pero lo mejor es ir andando desde Manhattan atravesando el Puente de Brooklyn.  A comienzos del siglo XIX fue la primera ciudad dormitorio de Estados Unidos y hace ya unas décadas, en 1966, fue el primer barrio de Nueva York es ser catalogado como distrito histórico. Suficientes motivos para que el viajero que visite la Gran Manzana se anime a salir de Manhattan y camine por Brooklyn Heights. Aquí, la bulliciosa y ruidosa metrópoli recobra la calma.

Palacio de Brejoeira, un estupendo vino alvarinho blanco portugués

A menos de media hora de Valenca do Minho, en la freiguesía de Pinheiros en Portugal, se llega por una ruta rodeada de viñedos al Palacio de Brejoeira, de estilo neoclásico, elegante y lujoso, declarado Monumento Nacional desde 1910. Allí están las bodegas que elaboran un riquisimo vino alvarinho blanco con el mismo nombre del Palacio y con fama de ser de los mejores de Portugal. Dieciocho de las treinta hectáreas que ocupa la suntuosa edificación con sus jardines y su lago están dedicadas al cultivo de vides y allí se comercializan, además del estupendo blanco Palacio de Brejoeira, diversos aguardientes. El vino tiene cuerpo y sabor a fruta madura y está estupendo con pescado, marisco o un arroz. Herminia Paes ha transformado este alvarinho en uno de los más emblemáticos de la región. Su moderna bodega elebora vinos de calidad sin perder las características de la marca.
Se visita el palacio con fastuosos salones y valiosas pinturas, los jardines, la antigua bodega y los viñedos pero hay que pedir cita con antelación. Al final te obsequian con una degustación de vino.


EN 101 - Pinheiros, 4950-660 Monção, GPS: 42 º 2 '30.98'' N, 8 º 29' 34.13'' W
Teléfono: +351 251 666 129
Fax: +351 251 667 238

El cinematográfico Casino de Madrid en la calle Alcalá, una visita que merece la pena



El Casino de Madrid, en la calle Alcalá, es una visita que merece la pena. Se fundó como un club social con tertulianos románticos y progresistas del café Sólito pero no se le dió el nombre de club o sociedad por las connotaciones políticas que podían tener entonces. El edificio es de claro estilo castizo de principios del siglo XX y en su azotea de entrada libre está en la actualidad el alabado restaurante "La terraza del casino", cuyo chef es Paco Roncero asesorado por Ferrá Adriá. Además hay otro restaurante con platos madrileños tradicionales y a buen precio para los socios. El edificio de altísimos arcos, una gran balconada y una majestuosa entrada fue declarado Bien de Interés Cultural en 1993. El lugar sigue perteneciendo a los socios que tienen que pagar para ser admitidos una cuota de unos 7.500 euros y luego 300 euros al mes, lo que les permite disfrutar de las instalaciones que incluyen una impresionante biblioteca, un gimnasio y una piscina. Las utilizan muchos empresarios para hacer reuniones de negocios, para hacer celebraciones o para reuniones de amigos. En su imponente escalinata se han rodado numerosísimas películas, convirtiendo el casino en una mansión del Londres victoriano, un salón de juegos de Madrid, un hotel parisino o el despacho de Crurchill. Desde "La casa de la Troya" de Rafael Gil en 1959 hasta la última de José Luis Garci, pasando por la estadounidense "Viajes con mi tía", han tenido como escenario este emblemático edificio. En la actualidad acoge celebraciones, congresos y visitas, compatibles siempre con el uso que le dan los casinistas. 

Terraza Penthouse del Hotel Me Madrid, copas con vistas sobre el barrio de las Letras

Un ascensor privado te sube desde la Plaza de Santa Ana a The Penthouse, la terraza del Hotel Me Madrid, desde donde hay una buena  panorámica de la ciudad-no la mejor como ellos dicen- y una vista perfecta del teatro Español y las terrazas y bares de la zona de Huertas. Es un ático de lujo para tomar un cóctel o una copa que, eso sí, cuesta 15 euros que te cobran a la entrada y tienes que pagar un suplemento de dos euros más si quieres tomar una ginebra o una tónica especial. A pesar de eso, la terraza es cierto que es muy bonita y que tiene una iluminación preciosa. Está llena de extranjeros y de gente bastante pija porque además tiene una zona de reservados con camas balinesas, pero se está muy bien y tiene buena música. No es desde luego para todos los días, pero creo que merece la pena conocerlo porque además tiene el encanto de estar en el barrio de las Letras. La terraza del que fuera el Reina Victoria, el "hotel de los toreros", esta abierta los fines de semana hasta las dos de la madrugada. Se le llamaba hotel de los toreros por la costumbre que tenían los matadores de vestirse en sus dependencias antes de ir a la plaza de Las Ventas. Algunos, como Manolete, reservaban siempre la misma habitación: la 220. Antiguamente el edificio albergaba en sus bajos los almacenes Simeón. 

Hotel Me Madrid Reina Victoria. Plaza de santa Ana, 14. Madrid
Teléfono: 917016000

La tradición terracera de tomar horchata en el Paseo de Rosales, en Madrid



Aunque originaria de Valencia y Alicante es tradición también en Madrid tomar en verano horchatas con mucha canela y fresquitas para pasar el calor de la tarde. En Levante es todo un ritual que en Madrid se mantiene y que comenzó, al parecer, a principios del siglo XX cuando los horchateros de la huerta llegaban con carritos tirados por burros a vender horchata fresca. Es una bebida refrescante y nutritiva, está hecha de chufas, agua, ralladura de limón y azúcar y, según los expertos, es rica en minerales, vitaminas, es energética y ayuda a la digestión. Alboraya, en la calle Alcalá, presume de ser el mejor sitio de horchatas de Madrid ya que su dueño, valenciano, trae las chufas desde Valencia para servir esta rica bebida todo el año. De chufa se están haciendo además aceites, cervezas y muchos otros productos aprovechando el tirón de la comida saludable. Cuentan como anécdota la leyenda de que una joven dió a probar al Rey de Aragón Jaime I una bebida blanca y dulce y le dijo que era "leche de chufa" a lo que el rey entusiasmado respondió: "Aixo no es llet, es or xata" (esto no es leche, es oro guapa) y  de ahí le viene el nombre. En Italia y Malta se hace de almendra amarga, en Francia de cebada y en México de avena y arroz.
En el paseo del Pintor Rosales de Madrid, pese al cierre de muchos kioskos donde era todo un placer sentarse a tomar una horchata, permanecen todavía abiertos dos, Magadán y La Perla, a donde la gente acude a pedir, como toda la vida, horchatas, granizados y cerveza. En Madrid  llamaban "Tranvía" a la hilera de mesas y sillas bajo las acacias de los kioscos que jalonaban este Paseo junto al parque del Oeste desde 1907. Todo eso lo hizo desaparecer el Ayuntamiento hace unos años al no renovar las concesiones. Las horchaterías que poblaron Madrid en los parques, los bulevares y las calles han ido desapareciendo o se han reconvertido con el paso del tiempo pero aún quedan estos establecimientos con solera que mantienen la tradición. 



lunes, 19 de agosto de 2013

Cacela Velha, una aldea de postal al inicio de la Ria de Formosa, en el Algarve portugués

Casas blancas de una sola planta con puertas y ventanas enmarcadas en azul, amarillo o verde forman la pequeña aldea de pescadores de Cacela Velha (Puerta Vieja), al inicio de la ria de Formosa en el Algarve portugués. El pueblo está entre Vila Real de Santo Antonio y Tavira, en un promontorio sobre una tranquila playa. En la plaza, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. típica construcción portuguesa del siglo XII, una pequeña fortaleza del siglo XVII con un precioso mirador, dos restaurantes para acabar la recorrido con unas ostras, un pescado o un arroz y poco más....pero la visita merece la pena. A su playa, bajo el pueblo, se puede llegar también en barco o desde la cercana Manta Rota. Es una franja de arena fina que pertenece a la península de Cacela, con poca gente y donde se hace nudismo pese a que no está incluida oficialmente como playa naturista. Hasta hace muy poco era un pueblo prácticamente desconocido pero ya son muchos los turistas que van hasta allí a comer o de visita y hay incluso un aparcamiento para caravanas.
Tanto en la Casa da Igreja-en la plaza- como en  Casa Velha, los dos restaurantes del pueblo, se come bien con buena relación calidad pecio, aunque es mejor el segundo que tiene además una agradable terraza para el buen tiempo. Los amantes de las ostras pueden pedir una docena por 13 euros.  Hacen riquísimo el arroz de lingueirao (arroz de navajas), que recomiendo probar.
La fortaleza de Cacela sufrió serios daños durante el terremoto de 1755 pero fue reconstruida. El mirador que está junto a ella tiene unas vistas maravillosas. No hay hoteles en esta aldea de postal, ni pensiones, pero en la esquina de la calle de la entrada, sobre el promontorio y junto al cementerio hay una casa que tiene un cartel de "se alquila" (en la foto). Seguro que es una opción estupenda para pasar unos días de paz, disfrutando del mar y la gastronomía. 

Hotel Martinhal, minimalista y exhuberante, en una de las playas más bonitas de Sagres (Portugal)


En un emplazamiento alucinante, dentro de un Parque Natural, y a pocos minutos del casco urbano de la localidad portuguesa de Sagres está el precioso Martinhal Beach Resort&Hotel, un cinco estrellas perfectamente integrado en la naturaleza y cuya arquitectura ha sido merecedora de un montón de premios. Nunca me he alojado en él pero es un placer visitar la zona, acercarse a la playa a tomar un café o una copa , comer en el restaurante Las Dunas o simplemente pasear o bañarte en la playa de Martinhal que está en la zona más salvaje del Algarve occidental. Su estructura es minimalista pero está enmarcado en una exhuberante vegetación y tiene habitaciones, apartamentos e incluso chalets privados con piscina y, naturalmente, todo con vistas al mar. El proyecto arquitectónico es del británico Matthew Wood que lo concibió a partir de materiales autóctonos, formando cubos y formas geométricas que se apoyan en materiales naturales como la piedra de la Sierra de Monchique, el ratán, la madera o el corcho. Tres restauramntes, bares, spa, pistas de padel, saunas o gimnasio última generación completan la oferta. La playa do Martinhal es de arenas blancas y agua azul intenso y verde, ideal para el buceo desde donde se divisa el Puerto de Sagres y los islotes de Martinhal. Ahora hay que aclarar que sopla mucho el viento allí casi siempre. En la playa hay un chiringuito, ideal para comer algo rápido o tomar una Sagres bien fresquita. Por cierto esta cerveza no se fabrica en Sagres sino en un pueblo al norte de Lisboa.

Quinta do Martinhal  8650-908 Sagres, Portugal
+351 282 240 200

Sagres, surfero, hippie y con playas espectaculares, en uno de los extremos de Europa





Sagres es el sitio ideal para hacer vida tranquila, con su ambiente surfero, algo hippie y relajado, sus buenos restaurantes y sus espectaculares playas casi siempre azotadas por el viento. En su impresionante Fortaleza, que puede visitarse, se formaron navegantes que abrieron rutas por el Nuevo Mundo y todavía hoy el cabo de San Vicente, a solo 5 kilómetros, despide a los muchos barcos que abandonan Europa para surcar hacia América. Tiene imponentes acantilados, playas semidesiertas incluso en verano, hoteles de lujo como el premiado Martinhal- u otros muchísimo más baratos- y unos pocos estupendos locales para probar su gastronomía, para todos los gustos y bolsillos. Desde allí se pueden visitar las islas de Martinhal, jugar con delfines que viven a pocas millas de la costa de Vila do Bispo o recorrer los pasadizos por los que huían los piratas con los tesoros arrebatados a las naves que surcaban los mares de la zona. Cerca hay menhires prehistóricos, yacimientos romanos y necrópolis de la Edad de Bronce. Pero lo que enamora de esta localidad portuguesa de la Costa Vicentina son, sin duda, Mareta, Tonel, Martinhal y Beliche, sus playas maravillosas. Mareta es la más protegida del viento, está en el pueblo, tiene hamacas, duchas y dos agradables restaurantes para comer en ella : Raposo  y O Telheiro do Infante.  Tonel es la preferida por los surferos, está junto a la Fortaleza y es la más castigada por el viento. Beliche es mi preferida, llena de cuevas y con un precioso y reconfortante chiringuito al llegar, después de haber bajado 168 escalones, algunos de ellos muy empinados. Y a Martinhal, aunque practicamente está copada por el impresionante hotel del mismo nombre, merece la pena ir para tomar una amarginha en su bar mientras cae la tarde. 
Hay muchos alojamientos de todos los precios. El Mareta View o el Pontalaia son estupendos, bien equipados, cómodos y limpios sobre todo si tienes perro como es mi caso. Y fuera de temporada es fácil encontrar buenos precios que se disparan en verano. Además, aunque no es novedad porque en Portugal se come  en general estupendamente, en Sagres hay platos autóctonos que no hay que dejar de probar como la massa de peixes, una especie de cazuela de fideos con pescado que bordan en A Tascao la morena frita.
Este es uno de los restaurantes más bonitos del pueblo, con vistas al puerto de Baleeira, con un servicio estupendo y raciones generosas. Y por supuesto, no hay que abandonar Sagres sin probar sus famosos percebes (un buen plato de 300 gramos te sale por unos 10 euros) y claro mejor si están acompañados por un vino Alvarihno o verde. Tampoco hay que perderse sus arroces de linguerao (navajas), polvo (pulpo) o marisco.
En este tramo entre el Algarve y el Alentejo portugés es fácil hacerse la ilusión de que poco o nada ha cambiado en los últimos años ya que es un lugar que conserva su espíritu de libertad y su luminosidad, con sus casas blancas y a veces desconchadas y su costa salvaje como del fin del mundo. 

jueves, 15 de agosto de 2013

Akumal en la Riviera Maya, la playa de las tortugas en el Caribe de México




Akumal significa en la lengua maya "Tierra de tortugas" y es todavía uno de los sitios preferidos por estos animales marinos para desovar en la Riviera Maya. Sin embargo, su encanto  reside en su espectacular bahía de aguas transparentes, con una tranquila playa y un arrecife cercano, además de un montón de cuevas y rios subterráneos y la caleta de Yalku, el paraíso para hacer esnórquel. La playa tiene algunos alojamientos y un agradable restaurante, además de una tienda de buceo que alquila o vende todo lo necesario para practicar deportes acuáticos, además de organizar visitas guiadas a la zona de tortugas y alquilar taquillas para dejar las cosas.. Es mejor llevar efectivo porque no siempre aceptan tarjetas de crédito y el cajero más cercano está a 5 minutos en coche. Entre abril y octubre las tortugas marinas dejan sus huevos por las noches en la playa de Akumal, nadan en la bahía durante el día y se pueden ver, pero claro con restricciones para el turismo que permiten que estos animales sigan viviendo. No necesitas más que saber nadar, gafas, un tubo y aletas y puedes esnorquelear con tortugas a pocos metros de la orilla en una zona además protegida por el arrecife de coral. Akumal tiene cuatro pequeñas bahías: Turtle Bay, Akumal Sur, Media Luna y Bahía Príncipe, todas sumamente tranquilas. Akumal está a unos 37 kilómetros al sur de Playa del Carmen, desde donde se llega en autobuses que salen de la Quinta Avenida o en colectivos, y a 100 de Cancún. También hay barcos que recorren estos parajes.