Me encanta el vermut de grifo, la oferta de copas de vino, cava, y sobre todo las tapas. En cualquier puesto y con una oferta muy variada te puedes tomar cosas riquísimas, desde sushi, ostras, croquetas, encurtidos y casi cualquier cosa que te apetezca comer o beber. El Mercado de San Miguel, al ladito de la Plaza Mayos, es una de las novedosas atracciones del centro de Madrid. La nueva meca del gourmet, aunque lleno de turistas hasta en agosto. El edificio tiene la fachada de cristal lo que le da claridad y encanto y cuya filosofía es, compra en los puestos del mercado y luego te lo tomas en medio (en plan agora).Puedes empezar el día con zumos de fruta fresca en una zumería que lleva una mexicana y acabar a las 2 de la mañana si es fin de semana con una copa de cava o una ginebra.
San Miguel es junto al de la Cebada uno de los mercados tradicionales más emblemáticos del Madrid histórico y castizo. Su edificio singular es el único en su género de la arquitectura del hierro que queda en la capital.
Para evitar su defunción, un grupo de particulares con intereses arquitectónicos, gastronómicos y culturales formaron la sociedad 'El Gastrónomo de San Miguel', actual dueña mayoritaria del mercado. Su objetivo era resucitar y mejorar su actividad tradicional creando un mercado que tiene como referencia el de La Boquería de Barcelona; con una oferta centrada en productos de gran calidad, alimentos de temporada, asesoramiento gastronómico, posibilidad de probar aquello que va a formar parte de la cesta de la compra, comer de picoteo o tomándose tiempo, con la ventaja de horarios flexibles. Lo único malo: es algo carillo.
No lo conozco aún, pero iré seguro
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