No hay nada más malagueño que el 'cenachero' vendiendo pescado por las calles. Este es el sistema que adoptaron en el popular restaurante "El Tintero" de Málaga que funciona desde hace más de 50 años y que ha recibido numerosos premios a la popularidad. Ahora, desde diciembre de 2013, estas curiosas subastas de platos de pescado que los camareros te llevan a tu mesa y tu eliges sobre lo que van sacando de cocina, han llegado a la localidad sevillana de Gines. En esta ocasión le llaman "El Tinterillo" y es una sucursal del conocido chiringuito del Palo malagueño, pero esta vez ubicado en un caserón sevillano, con patio delantero y trasero. Son famosos sus espetos de sardinas hechos a la brasa como en la playa, su pescado frito o a la plancha, sus almejas, coquinas, mejillones y marisco. Los platos cuestan 7 euros y son abundantes. El personal se encarga de implicar al comensal y para ello, cuentan, les llevaron a aprender a Málaga. "Le llevo los boquerones", "Unas gambitas, oiga", así te vocean los platos y cada uno elige según sus apetencias. Luego cuentan los platos y cobran. Hay una leyenda que dice que cuando "El Tintero" empezó en Málaga era un chiringuito de playa y la gente enteraba los platos en la arena para no pagar tanto. No sé si es verdad o leyenda pero el local de Gines es ya algo más sofisticado e incluso tiene dos comedores reservados, para cenas o comidas más tranquilas. Aunque se ha abierto en pleno mes de diciembre, seguro que en verano es un sitio ideal por su amplio espacio al aire libre. Está justo enfrente del Badía de Gines, en la carretera, y no es difícil aparcar por allí. Todo son ventajas para ir a probar "pescaíto" al más puro estilo malagueño, aunque para los más carnívoros también hay cordero, solomillo, entrecot...en fín una oferta curiosa a buen precio.
lunes, 23 de diciembre de 2013
jueves, 19 de diciembre de 2013
Alvor, una aldea de pescadores a descubrir en el Algarve
Alvor es una pequeña pedanía de Portimao que tiene una bahía llena de restaurantes y cafés, con calles empinadas y una espléndida playa. Una de las calles más bonitas, flanqueada de tiendas y siempre llena de ingleses y españoles, se llama Rua Doctor Federico Ramos y es también conocida como 'la calle de los bares'. Su iglesia mayor tiene un precioso pórtico manuelino y un retablo tallado que hacen que merezca la pena la visita, y el pueblecito tiene también un castillo que casi pasa desapercibido porque solo quedan de la construcción original un par de tramos de pared. Está a solo siete kilómetros de la masificada Portimao y sin embargo se respira tranquilidad en sus calles. Un terremoto acabó en 1755 con gran parte de esta pintoresca aldea situada junto a una laguna abierta al mar. Tiene una playa larga y abierta, algo más masificada en verano, y pequeñas calas en las que apenas encuentras seis personas en pleno agosto. Sus calles estrechas y empedradas han impedido un excesivo desarrollismo pese a que es un popular destino de vacaciones así que pasear hacia el muelle y el estuario del rio Alvor es un placer. Lo mejor, después de disfrutar de las vistas con las barcas entrando y saliendo, es parar en alguno de los restaurantes que hay donde preparan feijoadas y arroces estupendos, además de todo tipo de pescados. Hay excursiones en canoa, campos de golf e interesantes visitas cercanas, que convierten Alvor es un destino inmejorable en el Algarve menos conocido.