Cancale es un pequeño y coqueto pueblo pesquero de la Bretaña francesa, en la bahía del Mont St Michel, con preciosas vistas y algunas playas escondidas cercanas por las que merece la pena perderse. Pero sobre todo es famoso por sus ostras de un sabor característico debido al placton de su bahía. Allí llegan las ostras todos los días desde unos 200 metros atrás, de los cientos de criaderos que hay en el mar. Hay una docena de puestos de venta junto al faro, en el Puerto de Houle, y los precios son bastante parecidos, dependiendo del tamaño.
Te las dan abiertas en una bandeja de plástico, con tu limón, si las quieres tomar allí mismo sentado en el muro junto al mar. La costumbre es tirar de nuevo las conchas vacías al mar. Pero si se va con más calma se puede elegir uno de los encantadores restaurantes que hay en el pueblo especializados en mariscadas a bastante buen precio. Hay distintos tipos de ostras: las Huitres Plates son mas finas y las Huitres Creusses mas bastas y según explican cuanto más pequeñas la calidad es mayor. El cultivo de la ostra en el pueblo debe ser centenario porque ya cuentan que a Luis XIV y Napoleón les encantaban las ostras de Cancale. En los restaurantes del Paseo con vistas al mar, además de las ostras y los platos de pescado, hay que probar, como en el resto de Bretaña, los moules-frites (mejillones) con patatas fritas y mantequilla y de postre una tarta normanda de manzana con licor de calvados que está exquisita. Cancale está sometida a inesperados flujos de mareas que so todo un espectáculo, por lo que barcos de deporte y pesqueros quedan de pronto varados sobre un cenagoso fondo entre algas, guijarros y conchas.
Te las dan abiertas en una bandeja de plástico, con tu limón, si las quieres tomar allí mismo sentado en el muro junto al mar. La costumbre es tirar de nuevo las conchas vacías al mar. Pero si se va con más calma se puede elegir uno de los encantadores restaurantes que hay en el pueblo especializados en mariscadas a bastante buen precio. Hay distintos tipos de ostras: las Huitres Plates son mas finas y las Huitres Creusses mas bastas y según explican cuanto más pequeñas la calidad es mayor. El cultivo de la ostra en el pueblo debe ser centenario porque ya cuentan que a Luis XIV y Napoleón les encantaban las ostras de Cancale. En los restaurantes del Paseo con vistas al mar, además de las ostras y los platos de pescado, hay que probar, como en el resto de Bretaña, los moules-frites (mejillones) con patatas fritas y mantequilla y de postre una tarta normanda de manzana con licor de calvados que está exquisita. Cancale está sometida a inesperados flujos de mareas que so todo un espectáculo, por lo que barcos de deporte y pesqueros quedan de pronto varados sobre un cenagoso fondo entre algas, guijarros y conchas.
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