miércoles, 29 de febrero de 2012

Quinta das Andorinhas, casas rurales románticas y restauradas para recorrer el Algarve portugués y la Costa Vicentina

A 100 kilómetros de Faro, en dirección a Sines, hay un sitio fantástico en el sudoeste de Portugal para relajarse y disfrutar de un maravilloso entorno, en pleno campo, a 5 kilómetros de la playa y a 10 del municipio de Aljezur. Se trata de la Quinta das Andorinhas, un lugar perfecto y romántico para explorar la Costa Vicentina de playas vírgenes, pueblos blancos y azules y paisajes extraordinarios.
Una pareja René y Silvie han restaurado y decorado cuatro hermosas casas de campo , agrupadas de dos en dos, con piscina la vivienda Do Monte-situada en una colina con unas impresionantes vistas- y A  Cavaleriça y con ducha Casa Luna y Casa Sol, que son casas rurales portuguesas que han sido reformadas al estilo tradicional, con calefacción y chimenea, una acogedora terraza y barbacoa. Cada casa tiene dos amplios dormitorios, salón, dos baños confortables y puede albergar hasta 5 personas. También está la Casa Rochinha, un caserón de dos plantas con entrada independiente a cada una de ellas, con cuatro dormitorios, baños y un enorme jardín. Por la zona solo se oye el croar de las ranas cuando cae la noche y al pasear te puedes cruzar con caballos, ganado y unos pocos vecinos de las cortijadas próximas. Este alojamiento encantador está donde acaba la región del Algarve y empieza la Costa Vicentina, kilómetros y kilómetros de hermosas playas casi vírgenes y donde disfrutan de muchas horas de sol. Es una zona no muy explotada por el turismo, entre Lagos, el Cabo de San Vicente, la playa de Bordeira y la Sierra de Monchique, ideal para pasear, montar en bicicleta y tomar el sol, ya que en verano rara vez se superan los 30 grados, hacer senderismo, natación, vela, pesca o deportes acuáticos. Desde el momento en que entras te sientes como en casa. René y Silvie te dan la llave del alojamiento que hayas alquilado y sientes como que estás en tu hogar. Ah, admiten mascotas que además tienen allí el sitio perfecto para disfrutar.

Contacto: René&Silvie Trippaers-Dirkx
renesilvie@iol.pt
Tel. 00351915211061.

martes, 28 de febrero de 2012

Zambujeira do Mar, una aldea de pescadores en una costa increible, en el Alentejo (Portugal)

Zambujeira do Mar, es un hermoso pueblo de pescadores situado sobre un acantilado, limpio, cuidado y con unas casas preciosas, que está mirando al atlántico, en pleno parque natural del  Sudoeste Alentejano e Costa Vicentina, en Portugal.
Destacan sus playas, como la de Nossa Senhora, Tonel, Arquinha o Alterinhos y en el municipio se respira tranquilidad en todos sus rincones a pesar de que vive del turismo en verano. Las playas de Zambujeira do Mar están rodeadas de altos acantilados que ofrecen excelentes vistas de la costa y el océano. Una de las más conocidas es la Do Brejâo que es también llamada Playa de Amália en honor a Amália Rodrigues, la famosa cantante de fados que pasaba largas temporadas en el lugar. Llena de barcos de pescadores Playa de Amália es un lugar excelente para la pesca submarina. La playa de Alteirinhos es una de las más famosas de Portugal tanto por su indiscutible belleza, como por el hecho de que la parte sur es una de las escasísimas playas del país en las que se permite la práctica del nudismo. El nudismo en Portugal no goza del mismo nivel de aceptación que el nudismo en España, pero la policía, salvo que haya denuncia, suele hacer bastante la vista gorda. Zambujeira es una freigesía del concelho de Odemira y es famosa también  por el Festival de Música do Sudoeste que alberga cada verano y que reúne a centenares de jóvenes. Esta aldea ha sabido mantener el encanto y es conocida como la "Nazaré alentejana". Una de las principales atracciones de esta comarca portuguesa es su gastronomía: sus mariscos, pescados frescos,  quesos y embutidos y sus platos como la feijoada -judias- con sepia o chocos. Degustar un cordero, un cabrito lechal, una mariscada, acompañada por un vino de Beja es imprescindible si visitas el Alentejo. Para llegar a la aldea tienes que atravesar una carretera boscosas que huele a lavanda y a romero y cuando llegas hay que hacer una parada obligatoria para descansar y mirar las vistas desde el mirador de la iglesia.
Ver atardecer en la pequeña playa de Zambujeira do Mar y subir al pueblo a cenar en alguna de sus terrazas es uno de los mayores placeres que se pueden disfrutar en la zona. Pero esto no es todo, queda una escapada por la carretera que bordea el Atlántico hasta el Cabo Sardào con las famosas cigüeñas marinas que, en vez de en campanarios, construyen sus nidos en altísimas agujas de piedra que surgen del océano a tiro de piedra de los acantilados de la costa, ofreciéndo una estampa única y algo surrealista. Y poco más al norte, un último apunte. Hay que ir a Vila Nova de Milfontes. Sería un delito estar tan cerca y perderse los campos que la rodean, el estuario del Río Mira y su magnífica playa. O también desde Zambujeira do Mar conducir por la N-120, para encontrar las localidades de Aljezur, Rogil y Odeceixe y otros pequeños pueblos que se suceden durante 20 kilómetros, siempre con la perspectiva cercana de la costa y la certeza de encontrar playas y acantilados aun más increíbles que los que acabas de ver. El Alentejo se extiende hacia el sur del Tajo y hacia el Algarve. Tiene campos de trigo, olivos y viñedos, así como castillos como el de Marvao o ciudades históricas como Evora o Beja.

Carrapateira, Bordeira, Odeceixe, en la Costa Vicentina de Portugal, entre las mejores playas de la península

Justo donde acaba el Algarve empieza la Costa Vicentina portuguesa en la que están algunas de las mejores playas de la península: Bordeira, Praia Amado en Carrapateira, Odeceixe...son playas espectaculares, de viento, abiertas al Atlántico, un paraiso para practicar el surf. Pertenecen a Aljezur, un pequeño municipio rodeado de serranías y tierras de cultivo que está a 110 kilómetros de Faro y a unos 250 de Lisboa, que tiene una costa de más de 40 kilómetros. Monte Clérigo y Arrifana son también extensos arenales rodean pequeñas bahías; en Alfambra se practica nudismo tolerado al igual que en Bordeira, una preciosa playa de aguas cristalinas en las que desemboca un riachuelo haciendo meandros, y mención aparte merece Playa Amado, un lugar que alberga pruebas internacionales de surf y bodyguard. Sobre el acantilado de Playa Amado hay un restaurante Sitio do Forno, que tiene comida a buen precio con unas vistas impresionantes.

Bordeira y Praia Amado tienen además pequeños miradores desde donde contemplar la propia playa y el Atlántico. Todas son amplias, aunque también hay pequeñas y encantadoras calas, playas de arena dorada, abiertas al mar y a las olas, vigiladas por impresionantes acantilados y, sobre todo, playas absolutamente vírgenes, sin otro edificio que pequeños chiringuitos de madera o, todo lo más, la caseta de una escuela de surf, también de madera. Estos parajes atraen cada año a cientos de aficionados al surf, que llegan en furgonetas y caravanas, en busca de la ola perfecta. Kilómetros de playa desierta sin rastro de torres de apartamentos u hoteles, sólo mar, cielo y naturaleza, ese es el gran tesoro de la costa de Aljezur. Un poco más arriba de Aljezur, en dirección a Sines, está Odeceixe es una freguesía que  se extiende a orillas del Seixe, que a su vez constituye la frontera con el Alentejo. Precisamente por su ubicación Odeceixe tiene playas fluviales y marítimas que son muy familiares.
Dicen que durante la marea baja es aconsejable tener mucho cuidado en la playa de Odeceixe por las  peligrosas corrientes que se forman en ambos extremos. En el extremo sur de la playa hay una ensenada a la que se puede llegar durante la bajamar, es la llamada Playa da Ageda. No hay que dejar la Costa sin probar los percebes que tienen fama a unos precios increibles (10 euros un plato de 300 gramos, que es una buena cantidad), el pulpo frito al ajillo, los mejillones o las lulas (calamares) a la plancha, regados con un buen vino blanco Montaria del Alentejo, en el restaurante que hay en la plaza del pequeño pueblo de Carrapateira. Los precios son alucinantes y la gente encantadora.

viernes, 24 de febrero de 2012

La Habana, historia, arquitectura colonial....y helados de Coppelia


Hay que pasear por La Habana vieja para conocerla y disfrutarla, descubrir a sus gentes y su arquitectura que te transporta s siglos pasados. El casco antiguo es donde unicamente se han restaurado algunos edificios así que son los que se encuentran en mejores condiciones de la ciudad y se tarda varios días en recorrerlo y saborearlo, sobre todo si consigues que te dejen las innumerables personas que te preguntan la hora para inmediatamente después intentar venderte algo o convertirse en tu guía.
En esta zona está casi todo lo que hay que ver en la capital cubana :  el Castillo de la Real Fuerza, el Castillo de San Salvador de La Punta, Las Murallas, la Plaza de Armas, la Plaza de la Catedral, la Plaza de San Francisco, la Plaza del Cristo, la Plaza Vieja, la Fuente de la India, la Fuente de Neptuno, el Monumento al General Máximo Gómez, la Alameda de Paula, la Avenida del Puerto, la Calle Obispo, el Paseo del Prado, la Catedral de La Habana, el Hotel Inglaterra, el Gran Teatro de La Habana, el Capitolio que es el segundo punto más alto de la ciudad, El Templete....y también otros sitios más lúdicos que hay que visitar como "La Bodeguita del medio"- donde todo el que pone un pie por primera vez en la isla está obligado a tomarse, mínimo, un mojito en la barra donde algunos insinuan que se 'inventó' esta bebida- o la Fábrica de Partagás-donde los fanáticos del tabaco no sólo aprenderán el proceso de elaboración que se requiere para un habano, también encontrarán una variedad extensa de marcas a buen precio-. Y también desde allí se llega al famosísimo malecón, tan recordao en canciones y libros, un paseo de casi 7 kilómetros repleto día y noche de turistas y habaneros. La Habana vieja fue declarada en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una de las mayores manifestaciones del arte colonial americano con increibles balcones, patios internos, rejas, aljibes y mosaicos de dibujos  que llena las estrechas calles y plazas. Y si estás paseando por La Habana y sientes calor, no hay nada más que acudir a tomar un helado de Coppelia, la que allí llamaban la Catedral del helado, ubicada en la esquina de las calles 23 y L del barrio del Vedado.
A los cubanos les encantan los helados, solo, con tarta, con hielo, con sirope, que toman durante todo el año debido al clima cuya media anual es de 30 grados. Coppelia se abrió en 1966 , en la actualidad está abierta las 24 horas y tiene un salón de espera para turistas extranjeros mientras que los cubanos tienen que hacer largas colas para poder comprar un helado. Para los habaneros, después de una espera a la intemperie que puede durar dos horas o más, el helado se transforma en una cosa que ellos llaman “bola raspada” es decir, una bola de helado vacía por dentro, en el sabor que esté disponible (difícilmente habrán opciones, casi siempre disponen de un solo sabor) o, su versión más temida: el rescoldo del bote de helado, que significa una bola de helado con hielo picado.
El local está dividido en dos zonas: la heladería para turistas, en la que pagas en pesos convertibles, y la heladería para las y los habaneros, donde se paga en pesos cubanos. Antes, este amplio espacio había sido un centro recreativo llamado Nocturnal y un pabellón de turismo. En 1966, a propósito de la celebración de un congreso internacional en el hotel Habana Libre, situado en la esquina opuesta, Fidel Castro, gran amante de los helados, decidió erigir Coppelia, cuyo nombre e imagen -las piernas de una bailarina- rinden homenaje a una de las grandes representaciones del Ballet Nacional de Cuba. Con la llegada del conocido como “período especial”, una larga crisis económica , el helado se convirtió en un lujo. En esos años duros, la heladería llegó a trabajar un par de horas al día. Había sólo dos o tres sabores y por falta de leche, el helado era aguado e insípido. Aún en la actualidad, según cuentan los habaneros, la heladería no es ni sombra de lo que fue en el pasado pero nunca faltan las largas colas de turistas, caminantes, jineteras, camareros, trabajadores, travestis, estudiantes y todo tipo de personas que han convertido en una costumbre acabar en Coppelia. Actualmente quedan muy pocos de los "26 sabores" originales que ofrecía Coppelia en 1966 y el producto es de mala calidad, aunque los turistas tenemos la suerte de adquirir los helados de mejor calidad que los que prueban los nativos. El lugar está sucio, la atención al público es deficiente y la lentitud del servicio hace que las colas sean interminables. A pesar de todo merece la pena acercarse, ver el impresionante edificio y rememorar escenas de la popular "Fresa y chocolate", la pelicula de Gutierrez Alea. Ah y antes de dejar el barrio de Vedado hay que visitar el Hotel Nacional, cargado de historia, no sólo por hechos acontecidos en el mismo, sino por la cantidad de personalidades internacionales que se han alojado en sus habitaciones.

domingo, 19 de febrero de 2012

La personalidad de las tapas de Simún Vintage, en el centro de Sevilla

Simún Vintage ha abierto sus puertas en una pequeña calle del centro de Sevilla y ha dejado la Avenida de Hytasa donde sus propietarios adquirieron fama gracias al boca a boca y a una cocina con personalidad. En la calle San Felipe, junto a la Plaza de la Encarnación y el popular bar de cervezas El Tremendo, este nuevo local mantiene el estilo que les ha dado a conocer y están exquisitos su wok de presa ibérica con fideos (noodles) de arroz fritos, el ravioli de pollo con bechamel de hierbabuena o el calamar a la plancha con tinta y ajoblanco, aunque una de las especialidades es la ropa vieja que lleva carne, patatas y huevos.
Tiene una amplia barra en forma de ele con taburetes y alguna mesa alta junto a las ventanas y por otro lado una zona separada para restaurante, con mesas y sillas de hierro forjado y asientos de enea. Simún Vintage tiene una corta pero buena selección de vinos por copas (de Aragón, Ronda, Valencia...) y pocos pero ricos postres como la galleta con natillas y chocolate, aunque quizás sean lomás flojo del gastrobar. El servicio es cordial y atento para hacerte sentir cómodo y los precios son buenos para la calidad que dan aunque algo más caros que los del antiguo Simún Tapas. Como en aquel la decoración del local no es lo más destacado porque e este bar se va a comer bien y eso si se consigue así que, una vez que se han trasladado al centro de Sevilla, ya no hay excusa para no probar la cocina de Pablo Jiménez, uno de las mentes pensantes del Simún así como una de las manos diestras de sus fogones,  un sevillano criado gastronomicamente a la sombra del Kursaal de Martín Berasategui.


jueves, 16 de febrero de 2012

Fine Tempo, el tinto "señorito" de Cádiz

Dicen de él sus creadores que es un vino señorito porque ha descansado toda su vida en cuevas de Zahara de la Sierra y eso se nota. Fine Tempo es un vino gaditano con aromas a mermelada de frutos rojos, manzanilla, plantas florales, algarroba y clavo. Está hecho de uvas cabernet sauvignon, petit verdot y syrah plantadas en la finca Las Covatillas de Zahara de la Sierra, y tiene personalidad aunque es practicamente desconocido todavía fuera de la provincia de Cádiz. Su impulsor es Luis Lucero quién junto a  Miguel Gómez, un joven enólogo nacido en San Fernando y formado en la Universidad de Cádiz, parece que ha comenzado a producir su vino soñado en su bodega en pleno Parque Natural de Grazalema. Una singularidad de Fine Tempo es su bodega de crianza, una pequeña cueva natural donde reposan una docena de barricas, cada una de un roble diferente y de una edad diferente, con lo mejor de cada añada. La producción anual no supera las 3.000 botellas a pesar de lo cual este vino ya ha empezado a recibir premios. Hace dos años se hizo con una de las medallas de plata del concurso Iberwine 2010, celebrado en Madrid. Lo venden en distintos sitios de Cádiz pero también se puede comprar on line en la tienda de productos de Cádiz Terra Habitare.

Brettos, un bar popular y colorista en el corazón de Plaka, en Atenas

Los destellos de los cristales coloreados de las botellas de Brettos dan un peculiar encanto a este bar inconfundible del barrio de Plaka, en Atenas. Se trata de la destilería más antigua de la capital de Grecia, que data de 1909 y que empezó produciendo el típico ouzo y licores de sabores típicos de entonces como el pepermint o la cereza con recetas que llevaron desde Izmir o Esmirna, en Turquía. Después de más de un siglo, Brettos sigue siendo un lugar ideal para tomarse una copa al salir del trabajo, cuando haces turismo en Atenas o antes de ir a dormir. Tienen además una enorme selección de vinos, personal amable y precios a la altura. Eso sí, el local es pequeño , alrededor de la barra tiene unos 15 taburetes, y por las noches se llena así que interesa no ir muy tarde porque además está abierto casi todo el día, desde las 10 hasta las 3 de la madrugada. Además de tomar una copa puedes comprar una botella y llevártela a casa o para hacer un regalo y también tienen a la venta aceites griegos. El local está a 400 metros de la parada de metro Acrópolis y a 800 metros del metro de Syntagma.
Recientemente han abierto, en el mismo barrio,al otro lado de la Plaza de Plaka, la Taberna Brettos Ouzo, hermana pequeña de la tradicional donde se pueden degustar pescados, mariscos y recetas clásicas de la gastronomía griega así como unos mezze-aperitivos- increibles acompañados de un ouzu. Pláka es el barrio más antiguo de Atenas, con muchas de sus calles cerradas al tráfico y llenas de restaurantes, tiendas para turistas, cafés, vendedoras de flores y músicos ambulantes. Brettos posee una de las mejores cartas de vinos de la ciudad, personal amable y precios a la altura. Cuando su fundador dejó de dar a basto en el local dada la fuerte demanda de licores, trasladó la destilería a otra zona y dejando Brettos como licorería y bar donde tanto turistas como locales pueden probar y adquirir casi cualquier tipo de licor. Actualmente continúa sirviendo Ouzo, Brandys, y 25 tipos distintos de Licores, además de vinos. Un sitio interesante donde igual te puedes tomar una copa que comprarte la botella para llevártela de recuerdo o de regalo.
Brettos Bar.Kydathineon, 41 Plaka

miércoles, 15 de febrero de 2012

Café Schwarzenberg, el más antiguo y glamouroso del Ring de Viena

Nadie sabe muy bien quién fundó el primer café vienes pero en vísperas de la Segunda Guerra Mundial había casi 1300 en la capital austriaca. La leyenda dice que fue un armenio, que tras la retirada de los turcos, encontró un montón de sacos con granos y empezó a preparar un brevaje tan negro como la tinta. Así nació la primera de las "casas de café" que inmediatamente empezaron a ser frecuentados por intelectuales, gacetilleros, políticos y dandys que jugaban al billar, organizaban veladas literarias o solucionaban allí unas elecciones políticas. Aunque en los años 60 del siglo XX fueron cerrando muchos y siendo sustituidos por bancos o tiendas de lujo, aún quedan en Viena un centenar. El Schwarzer es un expreso negro, el Brauner con un poco de leche, un Melange tiene la misma proporción de leche que de café, un Kapuziner es un café negro con nata montada y el Masagrín lleva ron y clavo en polvo. Freud y Mussil frecuentaban el café Herrenhof, mientras Klimt iba al austero Café Nihilismus, en Viena hay cafés para todos los gustos pero a mí me encanta el Schwarzenberg Café Concierto que está en la Ringstrasse, en el centro de la ciudad. Se abrió en 1861 y cuentan que fue centro de reunión de los economistas austriacos.
Durante la ocupación sovietica, tras la Segunda Guerra Mundial, el local fue tomado por el Ejército Rojo y en la actualidad alberga reuniones literarias y por las tardes con un poco de suerte se puede disfrutar de un concierto. Ahh y durante la temporada de baile vienesa ofrece un "desayuno de resaca": gulash y cerveza hasta las 4 de la madrugada. Se trata de un local que sigue manteniendo la típica atmósfera y tradición de café vienés, con periódicos internacionales para leer, y una extensa carta para elegir un café o un  té, y donde además degustar su fina pastelería o probar los platos típicos de la cocina vienesa.  Enormes espejos, sillas de piel oscura, monturas doradas y grandes ventanas dan al Schwarzenberg una atmósfera glamorosa, a lo que contribuye la cortesía y la amabilidad de los camareros que en Viena se llaman Herr Ober (algo así como "Señor Superior") e imponen bastante cuando te sirven el café con su inseparable vaso de agua, acompañado por alguno de los pasteles que abarrotan el local. Hay pozos de amor, vientos de España, cassattas, bolas de nieve y la inolvidable Sachertorte.
Kärntnerring 17
1010 Wien 1010 Viena
Tel.: +43 (1) 512 89 98 Tel.: +43 (1) 512 89 98
Fax: +43 (1) 512 89 98-30 Fax: +43 (1) 512 89 98-30

La verde Corfú, una isla llena de vegetación y literatura entre las Jónicas griegas

Corfú es una isla verde llena de olivos centenarios y cipreses que caen sobre el mar, de calas recoletas, playas atestadas de veraneantes, costas vírgenes y pueblos asomando sobre sus colinas, y con una capital con gran influencia británica que tiene incluso un parque de críquet en la Explanada (Spianada), un parque enorme al que acuden turistas y autóctonos para pasear o jugar. Corfú también es conocida como Kérkira, en honor a la ninfa hija de Esopo de la cual se enamoró Zeus , la rapto y se la llevó a esta isla .
El casco antiguo de Corfú capital tiene un montón de influencias auropeas con edificios estilo veneciano o francés en El Listón, una elegante avenida plagada de cafés (el más caro de la isla, por supuesto) que sigue el estilo de cualquier rue parisina. El Listón debe su nombre a la costumbre veneciana de tener una lista de familias "de abolengo" inscritas en un "libro de oro" y solo aquellas que figuraban en ese libro podían pasear por este Listón.  En verano, las estrechas calles de Corfú se llenan de turistas pero siempre quedan rincones donde se puede ver a las mujeres tendiendo o a los herreros trabajando .Desde la Fortaleza Vieja se obtenen magníficas vistas de la ciudad y en verano acoge un espectáculo de luz y sonido con bailes típicos de la zona. Tiene la ciudad una animada vida nocturna, discotecas con piscina, bares ingleses y sitios más relajados para tomar una copa, pero para la caida de la tarde imprescindibe ver la maravillosa puesta de sol sobre el mar Jónico desde Glyfada. Ya al norte de la ciudad se encuentran poblaciones como Kontoli, o Gouvia, en donde está uno de los puertos deportivos más grandes del Mar Mediterráneo, con capacidad para mil embarcaciones, Komeno, una ciudad cosmopolita, centrada en el turismo de lujo, o el pequeño pueblecito de Agios Marcos, que no debe dejar de visitar porque es precioso. En Corfú estuvo Gerald Darrell que describe su idílica infancia en "Mi familia y otros animales" y también Henry Miller que da su particular visión de Grecia en El Coloso de Marussi. Pero su visitante más ilustre fue durante años la omnipresente Sissí Emperatriz, Isabel de Austria, que se refugiaba en el Palacio de Achilleion para huir de la Corte de los Hasburgo.
En los espectaculares jardines del Palacio, que está a solo 19 kilómetros de la capital y se puede visitar, se rodó parte de la película "Solo para tus ojos" de James Bond. Fuera de la ciudad es bonita la bahía de Kassíopi, bordeada de un espigón lleno de tiendas y bares y Myrtiótissa, una de las mejores playas de la isla. Corfú es un buen punto de partida para visitar el resto de las islas Jónicas, famosas por ser la tierra de Ulises y que no están muy bien comunicadas entre sí aunque cuentan que empezaron a ser lugar de veraneo en épocas de los romanos. A casi todas las Jónicas (a las más grandes, al menos) se puede llegar por avión. Hay que probar las aceitunas, el aceite de oliva, los pistachos, el queso feta o el graviera, el pescado y, por supuesto, el vino de retsina, con aroma de pino, famoso en todo el país. Pero los platos más típicos de la isla son los sofritos- unas cazuelas de carne de ternera servida con una salsa blanca de vino, ajo, cebolla y pimientos-, las pastitsadas- capas de pasta que se alternan con carne - y los bourdetos -una cazuela de pescado blanco, aceite de oliva, cebollas y pimentones rojos picantes-.En todos los sitios se encuentra además el vino local servido del barril y el popular ouzo, licor de anís que es servido con agua e hielo como aperitivo que está fortísimo.

sábado, 4 de febrero de 2012

La Cepa Gallega, tapear en un almacén de conservas de Cádiz

Ir a Cádiz y no probar sus famosos chicharrones o un aperitivo de bacalao, mejillones gigantes y morrillo o ventresca de atún, acompañados de un vinito Alfonso o una manzanilla en La Cepa Gallega debería estar prohibido. Se trata de un antiguo almacén de conservas en la calle Plocia, justo detrás del Palacio de Congresos, que se abrió en 1920.
Es uno de los lugares para tapear con más encanto de Cádiz, con una pared repleta de estanterías con botellas y muebles de hace un siglo pero inmaculados, todo un museo de la gastronomía que recuerda las antiguas tiendas de ultramarinos que suministraban a los barcos que viajaban allende los mares. Los marineros que hacían escala en el muelle de Cádiz compraban provisiones para proseguir su viaje en La Cepa Gallega. Bueno, las compraban y lo siguen haciendo ya que a las dos y media de la tarde se cierran las puertas del almacén para preparar los numerosos pedidos que les llegan desde los buques que atracan a diario en el puerto. Las excelentes chacinas se sirven en papel de estraza como en Casa Manteca, lo que mantiene el encanto. La prueba es que el local lo frecuentan periodistas, políticos, empresarios encorbatados y vecinos de la zona que disfrutan por igual contemplando los Vega Sicilia, Riberas del Duero y vinos de todas procedencias y pecios que llenan las alacenas. En La Cepa Gallega se come y se bebe de pie, tanto dentro del local como en los barriles de fuera. La antes la oscura Plocia de garitos portuarios y lupanares es ahora una calle luminosa y con encanto, peatonal y con macetones en las aceras que invitan a pasear y a adentrarse en algunos de los locales que alberga.

 Calle Plocia, 9 11005 CADIZ (Cádiz).

miércoles, 1 de febrero de 2012

Restaurante Sopranis en Cádiz, una cocina especial a precio asequible

Sopranis, está en pleno corazón de Cádiz, en el barrio de Santa María uno de los más antiguos y emblemáticios de la ciudad, y tiene una cocina moderna, bien elaborada y basada en los productos de la tierra (croquetas de calamar, tartar de atún con  espuma de manzana, bolsitas de ortiguillas, empanada casera de sardinas, plato campero, pionono de marisco...).
Las ortiguillas son memorables porque en vez de utilizar harina las hacen con pasta brisa en forma de pequeños sacos y están riquísimas. Está muy cerca del ayuntamiento y el restaurante te ofrece dos opciones:  tapear en taburetes con mesas altas o comer a la carta. Sopranis es un restaurante joven con lo mejor de la tradición culinaria española en un ambiente diferente  y lo mejor es que tiene unos excelentes precios. El local tiene una decoración cuidada y minimalista, divide su espacio en tres salas y puede albergar hasta 50 personas. Está situado en la calle Sopranis, antes un callejón  conocido por la prostitución y la mala vida y ahora zona de  moda rehabilitada que no ha perdido el encanto de sus pensiones y casas de huéspedes. El barrio de Santa María ha sido cuna de grandes cantaores, con calles estrechas como Plocia, Goleta o el Callejón de los Negros, casas palacio y patios de abolengo impregnados de olor a mar. Tiene edificios de interés como la Cárcel Real, el Convento y la Iglesia deSanto Domingo, la iglesia del Convento de Santa María y la Casa de los Sopranis. El restaurante cierra los domingos por la noche y los lunes.

C/ SOPRANIS, 5  11005 Cádiz
956 28 43 10