A una hora en coche desde Madrid y a 37 kilómetros de Segovia está Pedraza, declarado conjunto monumental en 1951, una pequeña localidad de piedra que es el sitio elegido por muchos madrileños para comer cordero asado o pasar el fin de semana haciendo compras y disfrutando de su exquisita gastronomía.Se trata de una romántica villa medieval llena de arte, un pueblo con muralla, castillo, plaza mayor porticada, palacios, iglesias románicas y estrechas calles de ensueño A mí cuando más me gusta ir es en invierno y disfrutar de la nieve o, con suerte, de sus días frios y soleados. Dentro viven apenas 140 vecinos, pero en sus cuatro calles, que se pueden patear en cinco minutos, se guarecen cuatro hoteles de lujo y un par de casas rurales, una docena de restaurantes y otras tantas tiendas de capricho. Pedraza está presidida por su castillo construido en la cuna que vio nacer al Emperador Trajano. El castillo se levantó entre los siglos XIV y XVI. Perteneció a las familias Herrera y Fernández de Velasco (duques de Frías y condestables de Castilla). En 1529 los hijos del rey de Francia, Francisco I, fueron rehenes en este castillo. Y muchos años más tarde el pintor Zuloaga tuvo su estudio en la torre del homenaje.Desde que la villa fue declarada Conjunto histórico-artístico ha estado muy recuperada y mimada con motivo del auge del turismo cultural y gastronómico. Su Plaza Mayor, una de las más bellas de España, es un espacio irregular con soportales que alberga, entre otros edificios, el del Ayuntamiento y la Casa de la Comunidad de Villa y Tierra.
En este lugar se ubican algunos de los numerosos asadores con hornos de leña y figones donde se degustan buenas carnes de la tierra como el cordero lechal y el cochinillo, además de morcilla y otros embutidos. En la plaza hay además una antigua y típica cantina. Los alrededores son también interesantes para el turismo pues la comarca está salpicada de arquitectura románica rural de encantadora sencillez. En aldeas casi abandonadas o en prados verdes rodeados de bosques y montañas surge una iglesia o ermita con columnas soportando arcos de medio punto y portadas que transmiten paz y armonía, como la del cercano pueblo de Sotosalbos, una de las más conocidas del románico rural segoviano. La villa de Pedraza comenzó su auge a finales de los sesenta, cuando Paradores abrió la Hostería Pintor Zuloaga. En 1975, el decorador Paco Muñoz abría la tienda De Natura y marcaba un punto de inflexión: por su propuesta estética, por saber implicar a los lugareños (creando una fábrica de estaños con modelos florentinos, que ahí sigue) y por animar a "famosos" a comprar y arreglar casas. Y para comer, cualquiera de las decenas de hornos de asar que hay entre Pedraza, Sotosalbos y Torrecaballeros donde cada día acuden cientos de personas para deleitarse. Por supuesto hay que reservar previamente y encargar el cordero por cuartos. El ingrediente principal del cordero de Segovia es el propio animal de raza churra alimentado con los ricos pastos de aquellas tierras (las madres solo les dan su leche). Para asarlo se utiliza solo agua, vinagre y sal. Nada más rico, acompañado de una ensalada o algún escabeche, con un buen Ribera del Duero de la Tierra. Las calles y rincones de Pedraza han servido de plató para anunciar coches y lujos varios, pero también ha sido escenario de filmes o series de televisión. Películas como Campanadas a medianoche, de Orson Welles (1965) se han rodado en parte allí.
En este lugar se ubican algunos de los numerosos asadores con hornos de leña y figones donde se degustan buenas carnes de la tierra como el cordero lechal y el cochinillo, además de morcilla y otros embutidos. En la plaza hay además una antigua y típica cantina. Los alrededores son también interesantes para el turismo pues la comarca está salpicada de arquitectura románica rural de encantadora sencillez. En aldeas casi abandonadas o en prados verdes rodeados de bosques y montañas surge una iglesia o ermita con columnas soportando arcos de medio punto y portadas que transmiten paz y armonía, como la del cercano pueblo de Sotosalbos, una de las más conocidas del románico rural segoviano. La villa de Pedraza comenzó su auge a finales de los sesenta, cuando Paradores abrió la Hostería Pintor Zuloaga. En 1975, el decorador Paco Muñoz abría la tienda De Natura y marcaba un punto de inflexión: por su propuesta estética, por saber implicar a los lugareños (creando una fábrica de estaños con modelos florentinos, que ahí sigue) y por animar a "famosos" a comprar y arreglar casas. Y para comer, cualquiera de las decenas de hornos de asar que hay entre Pedraza, Sotosalbos y Torrecaballeros donde cada día acuden cientos de personas para deleitarse. Por supuesto hay que reservar previamente y encargar el cordero por cuartos. El ingrediente principal del cordero de Segovia es el propio animal de raza churra alimentado con los ricos pastos de aquellas tierras (las madres solo les dan su leche). Para asarlo se utiliza solo agua, vinagre y sal. Nada más rico, acompañado de una ensalada o algún escabeche, con un buen Ribera del Duero de la Tierra. Las calles y rincones de Pedraza han servido de plató para anunciar coches y lujos varios, pero también ha sido escenario de filmes o series de televisión. Películas como Campanadas a medianoche, de Orson Welles (1965) se han rodado en parte allí.
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